Ambiente de lucha de poder se respira en el Vaticano

Ambiente de lucha de poder se respira en el Vaticano

CIUDAD DEL VATICANO (AFP).- La segunda hospitalización de Juan Pablo II en menos de un mes reavivó la carrera a la sucesión y las intrigas de los purpurados del colegio cardenalicio, relegados a la sombra por la guardia personal del Papa.

   Si bien oficialmente nadie pretende suceder a Juan Pablo II, todo el mundo es consciente de que el próximo Papa se encuentra entre los actuales cardenales.

   En reuniones, almuerzos y ceremonias se trabaja como si nada pasara, pero todos saben que hay que prepararse a una elección para suceder a uno de los pontífices más carismáticos y de mayor de peso de los últimos tiempos.

   «Es irresponsable no pensar en el sucesor del Papa, ya que está muy débil», declaró este domingo el cardenal estadounidense Francis George.

   El cardenal italiano Mario Francesco Pompedda, de 75 años, prefecto emérito del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, lamentó recientemente que los cardenales con cargos en la Curia Romana hayan dejado de reunirse en el llamado «Consejo de Ministros».

   El prelado criticaba indirectamente el poder adquirido por dos personajes mientras el Papa se encuentra enfermo: el cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, encargado del gobierno central, y el secretario privado de Juan Pablo II, monseñor Stanislaw Dziwisz, la persona de confianza que lo asiste desde hace 40 años.

   El creciente poder del cardenal Sodano irrita a algunos sectores de la Iglesia y con su política refuerza la posibilidad de ser un «papable» creíble, según fuentes vaticanas.

   Juan Pablo II, que en más de un cuarto de siglo de pontificado reformó buena parte de las instituciones eclesiásticas, amenaza en el capítulo VI de la Constitutión vaticana de 1996 con la excomunión a los cardenales que hayan establecido acuerdos antes de la elección o pactos sobre compromisos que respetarían en el caso de que uno de ellos accediera al pontificado.

   En principio, tres cardenales podrían influir en la eventual votación del sucesor de San Pedro: el alemán Joseph Ratzinger y los italianos Dionigi Tettamanzi y Angelo Scola, todos ellos europeos.

   «La sucesión de Juan Pablo será un asunto italiano», afirmó a la AFP un experto.

   «Después de Juan Pablo II todos van a querer a un italiano, para que no revolucione la Iglesia ni moleste a nadie, lo que ocurriría con la elección de un estadounidense, un alemán o un francés», explicó.

   «No estoy seguro de que el colegio de cardenales electores quiera correr el riesgo de elegir a un extranjero, que no conoce tan bien el manejo de la Curia Romana como un italiano», afirmó.

   Pero muchos recuerdan que antes de la elección del primer papa polaco de la historia, en octubre de 1978, figuraban entre los favoritos dos italianos que no lograron el consenso.

   «Entonces, el cardenal Ratzinger desempeñó un papel clave en la elección del arzobispo de Cracovia, el cardenal Wojtyla», señaló.

   Entre los llamados a ser Papa, figura el arzobispo de Milán, Tettamanzi, de 70 años, que podría representar lo que llaman «un papado de transición».

   «Es un pastor, un intelectual, un político y alguien cercano a Juan Pablo II con ideas nuevas», explicaron varios vaticanistas.

   El otro favorito es el patriarca de Venecia, el cardenal Angelo Scola, de 63 años, considerado como un «moderado».

   De 120 cardenales con derecho al voto, Italia cuenta con 20 purpurados, el país con mayor número de representantes.

   Pero el «gran elector», el hombre que maneja una mayoría de votos, sigue siendo Ratzinger, de 77 años, el «guardián del dogma» y uno de los purpurados más cercanos a Juan Pablo II.

   Decano del Sagrado Colegio, el gran censor de la teología de la liberación, que ha dicho no al sacerdocio femenino, es una «autoridad notoria y un hombre de poder». Su voto será clave, afirmaron las mismas fuentes.

REAPARECE JUAN PABLO II

CIUDAD DEL VATICANO (EFE).- El Papa mostró ayer un debilitado estado de salud durante su brevísima aparición tras la ventana de la Policlínico Gemelli de Roma, donde se recupera lentamente de la crisis respiratoria aguda que obligó a practicarle una traqueotomía hace cuatro días.

   Aunque no pudo ayer rezar el Angelus, ya que durante unos días no podrá hablar, el anciano Pontífice, de casi 85 años, no quiso renunciar a impartir la bendición y sacando fuerzas de flaqueza se asomó tras los cristales de su apartamento en el «Gemelli» y bendijo por dos veces con la mano.

   Juan Pablo II, vestido con la sotana blanca, cerrada hasta el cuello y bajo la cual se escondía la cánula que la colocado para permitirle la respiración, mostraba un aspecto muy débil, con la cara muy rígida, de sufrimiento.

   En los escasos momentos que se le vio, se tocó en dos ocasiones la garganta, en una especie de «tic» automático que demuestra el dolor que aún tiene, como es normal visto los escasos días que hace de la intervención.

   Cuando se retiraba de la ventana, sentado en un sillón empujado por su secretario Mieczyslaw Mokrzycki se notó aún más la rigidez del cuerpo.

   A pesar de esa debilidad, su aparición reconfortó a los fieles católicos de todo el mundo. Algunas de las personas presentes en el atrio del policlínico romano respiraron con alivio al verle saludar y comprobar que respira sin ayuda de máquinas.

   «Santidad no cedas, continúa. España camina contigo», le gritaron un grupo de jóvenes españoles, convencidos, como los otros centenares de muchachos que hoy se concentraron ante el Gemelli, de que Juan Pablo II acudirá a mediados de agosto a Colonia (Alemania) para presidir la Jornada Mundial de la Juventud.

   Aunque la discreción de los médicos que le tratan es total, Rodolfo Proietti, jefe de anestesiología y reanimación de la Universidad Católica del Sacro Cuore (a la que pertenece el Gemelli) y que controló la anestesia durante la intervención del pasado jueves, se le escapó hoy cuando le preguntaron por la salud del Papa un «mejor que así…», en referencia a que todo marcha bien.

   Para saber más, oficialmente, hay que esperar a mañana, lunes, cuando el Vaticano haga público un nuevo parte médico.

   Respecto a como se comunica en estos días en que no puede hablar, fuentes sanitarias desvelaron hoy que lo hace como otros enfermos en su mismas condiciones: escribiendo en una pequeña pizarra.

   Al parecer, cuando hace dos días acudió a verle el cardenal Camillo Ruini, su vicario para Roma, le recibió escribiendo en la pizarra «bienvenido».

   Mientras tanto no cesan las peregrinaciones de obispos y fieles al Gemelli. Hoy lo hicieron un grupo de prelados españoles, de Andalucía (sur), que se encuentran en Roma para la tradicional visita «ad limina».

   Estaba previsto que fueran recibidos mañana por el Papa en el Vaticano, aunque el encuentro, como es obvio, ha sido aplazado. Los prelados y los fieles que le acompañan comenzaron hoy a visitar las basílicas romanas y en el Gemelli rezaron el rosario y pidieron por la recuperación de Juan Pablo II.

   También acudieron al hospital prelados de Croacia, entre ellos el auxiliar de Zagreb, Josip Mrzljak, quien dijo a su salida que le habían dado seguridades de la favorable evolución del Pontífice.

   Respecto a cuando regresará al Vaticano, hay distintas opiniones. Mientras algunas fuentes vaticanas no descartan que ya pueda ser dado de alta la semana próximas, especialistas en garganta, como el italiano Giancarlo Cianfrone, dijo hoy a la prensa local que la hospitalización «será larga» y que serán necesarias «semanas» para que vuelva a hablar.

   Según Cianfrone, pasado un mes y una vez retirada la cánula, los paciente recuperan en el plazo de uno o dos días, automáticamente, la palabra.

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