Durante estos años, en los cuales Amed Rosario ha pasado de ser una interesante promesa a convertirse en uno de los mejores prospectos del béisbol, el dominicano se ha apoyado en distintas personas.
En verano pasado, uno de ellos fue el también dominicano José Reyes. Los dos se cruzaron en el camino durante un par de semanas en julio, cuando Rosario estaba jugando en Doble-A Binghamton y Reyes pasaba por dicha sucursal como parte de su preparación para regresar a las Grandes Ligas. Se tomaron fotos juntos y las subieron a las redes sociales.
Quedaron impresionados uno con el otro.
«Para mí fue tremenda experiencia, ya que Reyes es mi jugador favorito. Me enseñó y me ayudó bastante en esos poquitos partidos que estuve compartiendo con él», dijo Rosario durante el Rookie Career Development Program en Leesburg, Virginia.
Si a los Mets les salen las cosas como ellos esperan, Rosario seguirá pronto los pasos de Reyes y se convertirá en un destacado campocorto de Grandes Ligas.
Rosario, el prospecto más cotizado de la organización y candidato a ubicarse entre las mejores 10 promesas de todo el béisbol cuando MLB.com revele su lista del 2017, bateó .324 con cinco jonrones y 19 bases robadas entre dos niveles de las menores en el 2016.
El mes entrante se unirá a Reyes en la que será su primera participación en el campo de entrenamiento del equipo grande y es posible que este año llegue a Triple-A.
Se trata de un rápido ascenso para Rosario, de 21 años, quien recibió un bono de US$1.75 millones cuando firmó a los 16 años en el 2012, una cifra récord para los Mets.
Aunque Rosario no empezó a destacarse como bateador hasta la temporada pasada, en cada liga en la que ha jugado fue uno de los jugadores más jóvenes. Y eso, en su opinión, lo ayudó a aprender.
«Realmente yo le doy las gracias a Dios porque me ha dado oportunidad», dijo Rosario.
«Para mí es un placer [ser] unos cuantos años menor en cada circuito que me ha tocado. Me siento muy bien».
Con Reyes y el venezolano Asdrúbal Cabrera atrincherados en las paradas cortas para el 2017, los Mets sólo quieren que Rosario siga desarrollándose.
Después de eso, cualquier cosa es posible en un equipo que desde la salida de Reyes tras la campaña 2011 viene buscando a su campocorto del futuro.