Amenazan tumbar puertas UASD

Amenazan tumbar puertas UASD

Por M.  ARISTY CAPITAN
Los estudiantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) amenazaron ayer con derribar a mandarriazos las puertas de acceso al campus universitario si durante la próxima sesión del Consejo Universitario las autoridades de la institución no  toman la decisión de abrir los dos pasos peatonales que fueron cerrados recientemente. La próxima sesión del organismo rector de la academia está pautada para el próximo viernes, mientras que la amenaza se cumpliría a las diez de la mañana del martes de la semana entrante.

Esta fue la conclusión a la que arribaron los dirigentes estudiantiles después de una marcha que se realizó al mediodía en reclamo de que se abran las puertas, se realicen los reajustes de materias, se asignen los profesores correspondientes a las 200 secciones en las que no se ha impartido un día de docencia y se acondicionen los campus de la zona Oriental y San Cristóbal.

«Estamos exigiendo que las autoridades universitarias nos den respuesta a todos los problemas que se han presentado aquí en la academia. Tenemos alrededor de tres mil estudiantes en San Cristóbal que no han recibido la primera hora de docencia porque ningún profesor se ha presentado hacia allá. No hay una sola pizarra ni una butaca en ese campus ni el de la zona Oriental», afirmó John García, presidente de la Federación de Estudiantes Dominicana (FED).

Asegurando que la UASD es un caos en este momento, García señaló que los estudiantes nuevos no han podido recibir clases. En cuanto al proceso de inscripción, lamentó que muchos jóvenes tuvieran que llegar a las cuatro de la mañana para al menos poder inscribir una o dos materias.

Otro problema que han enfrentado es que estudiantes a los que les falta cuatro y cinco materias para terminar el currículum no han podido inscribir más que una asignatura. Peor aún es el caso de 200 estudiantes que sí han terminado su carrera pero no podrán graduarse porque sus expedientes no han sido completados por la escuela que les corresponde.

Respecto a la protesta que realizaron algunos estudiantes el viernes pasado, García afirmó que fue él el que los incitó a quitarse parte de la ropa y que, por ello, es a él a quien tienen que sancionar en caso de que se decida hacerlo.

Pidiendo disculpas a la sociedad, García dijo que nunca quisieron ofender a nadie. La idea era simplemente protestar. «Pedimos excusas por la forma pero por el fondo no. El fondo sigue porque es la dignidad de los estudiantes lo que está en juego».

El de la puerta, por ejemplo, no se justifica: si había robos en las cercanías de las puertas cerradas, como argumentaron las autoridades, lo que debían  hacer era poner seguridad ahí. Es que el cierre, señalan, obliga a los alumnos a recorrer una distancia mucho mayor para llegar a sus facultades.

Este fue el gran reclamo que se escuchó en la marcha. Aquella que se puso tensa en algunos momentos porque había estudiantes que exigían el derribo inmediato de las puertas, fue la antesala de una movida jornada en la que hasta hubo disparos de perdigones.

Las piedras, capuchas y los insultos no faltaron a la cita en la que, originalmente, tan sólo se protestaría de forma pacífica. Las pasiones se elevaron a un punto tal que un grupo de estudiantes decidió salir calle Correa y Cidrón para cortar el tránsito durante media hora.

Con grandes piedras en las manos, intimidaron a los choferes de rutas y conductores que andaban en la zona. Producto de ello, las calles de dos vías se convirtieron en una solas de huida.

Otras como la Benigno Filomeno Rojas, que es una vía en dirección oeste-este, cambiaron de sentido de un instante al otro: la gente quería llegar al Alma Mater como fuere para bajar a la avenida George Washington y sentirse de nuevo a salvo.

Lo lamentable de todo esto, tal como observó un policía, es que esto parecía agua pasada en la universidad estatal. Ahora, a juicio de los curiosos que andaban en el área, ha vuelto de la mano de unos «facinerosos» que no entienden que los tiempos cambian.

Con tiempos cambiados o no, lo que sí pudo comprobarse es que la policía sigue siendo la misma: responde a cualquier provocación con un tiro. Esto fue lo que sucedió cuando un estudiante lazó una piedra un policía que, sintiéndose ofendido, no pudo más que disparar su arma de perdigones.

Corriendo detrás de él, con la ira dibujada en el rostro, el oficial olvidó por un momento todas las maneras. «Si lo agarro lo mato; me pegó una pedrá»,  aseguró al tiempo de tranquilizarse. Momentos después, al menos, había olvidado sus amenazas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas