Un gran tema en la agenda internacional en las últimas semanas llegando a acciones en varios países, está relacionado con el valor del dólar y, especialmente, con la eventualidad de que próximamente la FED – Banco Central de Estados Unidos – suba las tasas de interés que por varios años han estado cerca de “0” tratando de desestimular los depósitos y alentando la inversión. Todo parece indicar que esa acción sería seguida por Gran Bretaña los únicos dos países – de las economías centrales – que muestran algún nivel de recuperación de sus economías. Aunque la encargada de la FED ha dicho que eso se produciría a finales de año, los analistas creen que ocurrirá en septiembre.
Lo cierto es que un dólar más fuerte le crea tropiezos al funcionamiento de la economía haciendo menos competitiva las exportaciones e incrementando las importaciones. Las predicciones apuntan de que para fines de año el dólar estría alcanzando un valor de 1.08 euros. Eso es de alta preocupación para la eurozona aquejada de una deuda que crece más que su PIB lo que la sitúa al borde de la deflación y muy cerca de otra recesión.
No se puede ignorar que constituye una amenaza al dólar la tendencia que se va abriendo paso entre países grandes y pequeñas naciones de no usar el dólar en sus transacciones, sino sus monedas nacionales. Es el caso de Rusia y China así como de Brasil y Uruguay, e Irán se está incorporando a esa práctica.
Las monedas de varios países latinoamericanos están bajo amenaza de colapsar. En los últimos días el peso mexicano ha perdido un 12 % de su valor.
No se puede ignorar los riesgos que representa la llamada “banca en la sombra” con un volumen de operaciones que ya alcanza los 75 millones de millones. China es el principal actor en ese escenario.
Esta “banca” se caracteriza por ofrecer operaciones paralelas al sistema bancario tradicional, en consecuencia no sus supervisados ni regulados. Su acción representa un enorme riesgo para el sistema financiero mundial ya que en lo esencial de explotar un pánico financiero pudiera generar un retiro masivo de dinero en el sistema. Esta “banca en la sombra” abarca fondos de cobertura y de inversión inmobiliaria entre otros. Se calcula que representa un 120 % del PIB mundial o una cuarta parte del total de activos financieros.
Todo ello junto a la venta masiva de bonos del tesoro, en que están incurriendo Rusia y China, constituyen serias amenazas al sistema financiero global.