América Latina ¡hierve!

América Latina ¡hierve!

FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS     
En los últimos meses numerosos países de América Latina se encuentran en un peligroso estado de ebullición política constante. Desde la Argentina hasta América Central ha empezado una ola de golpes de Estado fuera de serie. Recuerden cuando Argentina, el país más “europeo” del mundo americano (gauchos aparte), tuvo como cinco presidentes en “menos de lo que canta un gallo”, y el actual vive prácticamente sobre el filo de la navaja.

En Bolivia se vive una agitación tal, que hasta un campesino cultivador de mariguana mantiene al Gobierno en un “yo renuncio”, “que yo no renuncio” y, encima de todo eso, el mariguanero aspira a la Presidencia de la República.

En Ecuador los golpes de Estado son una especie de tradición. Recuerdo a Velazco Ibarra, cinco veces elegido por el pueblo y tumbado en tres ocasiones. Y ahora tumban a Lucio Gutiérrez, el vice-presidente toma el mando hasta que se realicen nuevas elecciones, pero después de dos días de relativa calma el populacho, sabe Dios manejado por quien, vuelve a la calle exigiendo que el mandatario renuncie. Pero, ¿ para poner a quién?

En América Central las cosas están en el mismo camino. En Managua, Nicaragua tienen al Presidente “al borde del abismo” porque, además de sus enemigos políticos, existen en Managua más de 900 pandillas juveniles con una especie de armas fabricada por ellas mismas a base de tuvos de acero, pero que disparan balas “made in USA”.

En México, el Presidente Fox pasa por el período más crítico de su mandato, hasta el extremo de que no solo le dicen barbaridades, sino que también le publican caricaturas eminentemente provocadoras.

En Colombia, las FARC, una especie de ejército guerrillero patrocinado por los narcotraficantes más poderosos del mundo, y que domina por lo menos una tercera parte del territorio de ese país, tiene a éste al borde del colapso político… y nervioso.

Prácticamente en América solo dos países se mantienen tranquilos, aunque en uno de ellos la tranquilidad “viene de tranca”: Cuba y Jamaica. Porque aquí, en la República Dominicana, se conspira abiertamente contra la democracia y ese tipo de conspiraciones solo lleva al pueblo a las calles, “hasta las últimas consecuencias”.

La idea del senador “Yayo” Matías, de reformar nuevamente la Constitución, sería la causa de todos los males que sacudan al país. La Constitución no es un simple “pedazo de papel”, como ya alguien dijera, sino nuestra Carta Magna, la que solo puede ser reformada cuando circunstancias especiales lo exijan, y por una Asamblea Constituyente elegida para tal caso, no por legisladores que lo único que quieren en seguir sirviéndose con la cuchara grande, extendiéndose “medalaganariamente” su período constitucional de cuatro años y que, ¡gracias a Dios!, termina en el 2006.

Porque, ¿quién le dió derecho a esos legisladores a pasarle por encima al pueblo que los eligió por cuatro años, sólo por cuatro años? Si quieren otros cuatro años, que se los ganen en las elecciones del 2006, decentemente, si es que pueden.

Pero después que Hipólito Mejía (QDC) modificó la Constitución con la finalidad de reelegirse, pasándole por encima a los principios peñagomistas, ahora cualquier individuo, sin méritos políticos de ninguna clase, se cree en el derecho de hacer lo mismo.

Pero todo está en manos del Gobierno. Perdón, no en manos del Gobierno, sino del Presidente Leonel Fernández. Ahora es cuando el primer mandatario de la nación tiene que ratificarle al pueblo que en verdad tiene lo necesario para conducir la nación por el camino de la democracia bien entendida, con respeto absoluto a su población y a las leyes.

Cualquier acuerdo que se lleve a cabo entre el Gobierno y el Congreso (léase PRD) para reformar la Constitución, puede llevar este país por los mismos senderos recorridos hace 40 años, pero por distintos motivos.

Ya lo he escrito en varias ocasiones. A Hipólito Mejía estuve dos años haciéndole advertencias parecidas a esta. Pero jamás me hizo caso. Se lo hizo al PPH, agrupación de individuos en cuyos zapatos no quisiera nunca estar.

De convertirse en una realidad el proyecto del señor “Yayo”, en este país podría pasar cualquier cosa. Porque mientras los señores legisladores ganan millones de pesos mensualmente, el 80 de la población pasa por la más angustiosa situación de su historia: sin trabajo, sin esperanzas de tenerlo, con hambre constante, sin hospitales que lo atienda, sin medicinas a su alcance, en fín, con una miseria “que hace horizontes”.

Y un pueblo en esas condiciones tiene un parecido tremendo con Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú, México, Argentina, etc.

Y al que le quede bien el sombrero, ¡que se lo ponga !, y enfrente las consecuencias.-

Publicaciones Relacionadas

Más leídas