BOGOTA (AFP).- Un alejamiento de Europa con América Latina, reflejado en el retroceso de la inversión y el comercio, preocupa a los latinoamericanos de cara a la XV Cumbre Iberoamericana en Salamanca esta semana, donde países de la región pedirán a España reforzar su papel como bisagra entre ambos bloques.

   Existe «la idea que ante la extrema pobreza de Africa, el éxito económico de Asia y las preocupaciones con la anexión a la Unión Europea (UE) de gran parte de los países del Este, América Latina y el Caribe ha dejado de ser un tema relevante en la agenda de Europa», dijo el argentino José Luis Machinea, director de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

   El tema del debilitamiento de las relaciones económicas será tratado en el tercer bloque de intervenciones previsto en Salamanca, y en el cual los presidentes de Argentina, Néstor Kirchner, y de Chile, Ricardo Lagos, hablarán de las tratativas de libre comercio entre la Unión Europea y EL Mercosur.

   Esa negociación «ha quedado en suspenso, en gran parte como consecuencia de una propuesta comercial a todas luces insuficiente de la UE», subrayó Machinea en una reciente intervención en Santiago.

   En tanto, un diálogo similar con la Comunidad Andina, ni siquiera despega.

   Ernesto Samper, quien fue presidente de Colombia (1994-1998) y que junto a otros ex mandatarios latinoamericanos promueve un acercamiento hacia Europa, para contrarrestar la influencia estadounidense, es también poco optimista.

   «Las relaciones entre Europa y América Latina no atraviesan un buen momento. Después del auge derivado del aumento de las inversiones europeas en la región durante la década de los noventa (…) se nota un decaimiento» especialmente en «los flujos de inversión, comercio y cooperación», sostiene.

   Según cifras de la Cepal, las inversiones provenientes de Europa en Latinoamérica que alcanzaron un promedio de 72.000 millones de dólares anuales en los noventa, se redujeron a 26.000 millones en los últimos años.

   Un proceso similar vive el comercio. Europa sigue siendo el segundo comprador de América Latina, después de Estados Unidos, pero sus ventas, que eran el 21% de las importaciones de América Latina en los noventa, ahora apenas constituyen el 11%.

   En cuanto a la ayuda para el desarrollo, la UE -con Alemania y España a la cabeza- es el mayor donante para la región pero «los recursos transferidos en materia de cooperación han reducido su monto y estos fondos se han dispersado» y no siguen una agenda de prioridades estratégica, advierte Samper.

   Para el ex mandatario, que fue embajador en España y que tras dejar el poder se estableció temporalmente en ese país, el papel de Madrid para recuperar el terreno perdido es vital. «Es claro que se necesita un relanzamiento de las relaciones entre América Latina y la nueva Unión Europea», subraya.

   Algunas condiciones para ese relanzamiento podrían darse con el auspicio del jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien prometió reforzar los lazos con los países latinoamericanos.

   Zapatero, quien en año y medio ha visitado a siete países de la región, «tiene muy en claro que el papel de España como bisagra entre Europa y América Latina es fundamental», dijo a la AFP un diplomático colombiano, que participó en la reunión que éste sostuvo en febrero con los presidentes de Venezuela, Brasil y Colombia.

   Por otro lado, en Salamanca debutará el uruguayo Enrique Iglesias en la Secretaría General Iberoamericana (Segib), recientemente creada para dinamizar la integración.

   Iglesias, tras dirigir años el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), conoce al dedillo los intríngulis de las relaciones económicas de Europa y América Latina y tiene a su favor respeto, contactos y credibilidad en ambos lados del Atlántico.

   «Iglesias es uno de los ciudadanos iberoamericanos de mayor trayectoria y prestigio internacional», admitió Zapatero al firmar el documento que dio vida a la Segib.