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WASHINGTON (EFE).- La mayoría de los países de América Latina resisten de momento el embate de las exportaciones de ropa china a Estados Unidos, que se han disparado desde enero, según los datos publicados hoy por el Departamento de Comercio.
En abril, la caída de las ventas latinoamericanas en el mayor mercado de confecciones del mundo fue generalizada, al tiempo que las chinas continuaron su aumento meteórico, pero el balance de los primeros cuatro meses del año continúa siendo positivo para muchos de los países de la región.
Este resultado es especialmente importante para América Central y República Dominicana, que en conjunto son la principal región latinoamericana abastecedora de ropa a Estados Unidos.
De enero a abril, todos los países del continente lograron incrementar o mantener sus exportaciones de ropa y accesorios a Estados Unidos, excepto Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador y México, según cifras divulgados hoy.
México el país que más terreno ha perdido, ya que el valor de sus ventas en Estados Unidos cayó a 2.023 millones de dólares en ese período, frente a los 2.159 millones del año anterior.
Estos datos agudizan la crisis de la maquila mexicana, que lleva varios años emigrando a Asia.
En comparación, los exportadores de China (sin contar Hong Kong) se embolsaron 5.468 millones de dólares en los primeros cuatro meses del año, frente a los 3.425 millones del año anterior.
Esta tendencia continuó en mayo, cuando se registró un aumento de un 10 por ciento respecto al mes anterior. En lo que va de año, las exportaciones de ropa china a EEUU han subido un 53,8 por ciento.
El Departamento de Comercio no ofreció datos pormenorizados del mes de mayo de los otros países.
Para alivio de la mayoría de las naciones de América Latina, el salto chino se ha producido a costa de otros exportadores, como Corea del Sur, Rusia y Nepal.
Además, Pekín ha engullido totalmente la subida de la demanda de ropa de enero a abril en Estados Unidos, por valor de unos 63.000 millones de dólares.
La eliminación de las cuotas textiles mundiales el pasado 1 de enero hizo temer a los productores latinoamericanos que la avalancha de confecciones chinas les desplazase.
En enero, los centroamericanos y dominicanos se llevaron un susto tremendo, pues se produjo una caída drástica en sus ventas, que superó un 50 por ciento en el caso de República Dominicana y un 40 por ciento en El Salvador.
En cambio, los países andinos, que exportan menos ropa a EEUU, mantuvieron el valor de sus envíos y en los últimos meses los han aumentado, a excepción de Ecuador, que ha perdido algo de terreno.
Para Alfredo Milián Jerez, asesor del Centro de Negociaciones Textiles y de Confecciones, lo que ha cambiado desde enero son las medidas que Estados Unidos y la Unión Europea han adoptado para restringir «un poco» las exportaciones de China.
Bruselas firmó el 10 de junio un acuerdo con Pekín por el cual China controlará sus exportaciones mediante un sistema de licencias.
Las empresas estadounidenses presionan a su Gobierno para que ratifique un pacto similar, pero hasta ahora las negociaciones no han tenido éxito.
La Casa Blanca sí que ha cedido a algunas de las peticiones de protección de su industria y ha restablecido las cuotas de entrada a siete productos textiles chinos, incluyendo las camisas y pantalones de algodón, y la ropa interior.
Estas medidas adoptadas por la Casa Blanca y el sentimiento hostil a China en el Congreso han convencido a los compradores de ropa en Estados Unidos de la conveniencia de mantener sus líneas de abastecimiento en América Latina, que consideran menos vulnerables a las veleidades políticas de Washington.
Esa seguridad aumentaría con la ratificación del Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado por EEUU con América Central y República Dominicana, cuya aprobación parece cercana, según Milián Jerez.
Colombia, Ecuador y Perú negocian un pacto similar con Washington, aunque las conversaciones se encuentran estancadas.
