América y la religión

América y la religión

GUSTAVO GUERRERO
Precedido de muy cerca por el Renacimiento, el Descubrimiento de América fue, sin duda, un trascendental suceso que influyó determinativamente en el pensamiento europeo. El Renacimiento fue forja de grandes talentos en lo artístico, político y eclesiástico.

Miguel Angel, Leonardo da Vince, Rafael y muchos otros artistas le dieron brillo a esa época tan importante para la cultura humana. César Borgia, por su parte, sirvió ampliamente a las ambiciones vaticanas, y Maquiavelo, su secretario y servidor incondicional, observó las maniobras políticas de su Señor, para teorizar y analizar en El Príncipe los mecanismos y resortes del Poder.

Un notable pintor de iglesias que precedió, también, al Descubrimiento de América lo fue Carlos Crivelli, quien en 1457 fue condenado por rapto y adulterio y a pesar de esto Fernando de Capua le nombró caballero, lo que demuestra la sobrada indulgencia para los impulsos de la carne en los finales del siglo XV. «Las santas que pintó Cravelli parecen coquetear con los viejos y barbudos doctores de la Iglesia y su María Magdalena, lanza de soslayo una mirada coquetona».

Después del Descubrimiento, el 31 de octubre de 1517, el fraile agustino Martín Lutero expone en la puerta del castillo de Witemberg sus 95 proposiciones sobre el abuso de las indulgencias que concedían la Iglesia Católica.

Más tarde, este fraile se casa con una monja de nombre Catalina de Bora quien se había convertido a la doctrina luterana después de haberse escapado de un convento considerando a aquel recinto como insoportable prisión.

Los reyes católicos estaban al tanto de la rebeldía contra su iglesia manifestada ostensiblemente en diferentes puntos de Europa.

Tanto es así que estaba en su cabal conocimiento la bula que el Papa Alejandro VI, expidió el 4 de mayo de 1493, asignando el dominio temporal de los territorios recién descubiertos a Castilla y a Portugal, para fortalecer en ellos la fe católica. Claro es que cuando algo se fortalece es porque alguna debilidad tiene.

El dominio temporal explica que «la única justificación para esta asignación era la propagación de la religión cristiana» frente al resquebrajamiento que presentaba esta fe en Europa.

Tan fuerte y decidida se manifestó la influencia católica en las vastas extensiones descubiertas, que a su nombre y amparo se registraron incontables desafueros.

Pizarro, conquistador indomable a fuego y sangre en donde encontraba resistencia indígena, cuando le llegó la hora suprema, la de entregar su alma a los arcanos infinitos tuvo debilidades inconcebibles.

Pizarro, después de fundar a Lima la capital del Perú, y después de darle garrote vil a su contendiente Almagro, fundador de Cuzco, fue asesinado por algunos conspiradores que llegaron a introducirse en su casa. El hidalgo se defendió con bravura, pero sucumbió frente al número de sus atacantes. Cayó con el cuello atravesado y en ese instante supremo se aferró a su creencia católica y con su propia sangre pudo trazar una cruz en el pavimento para encomendarse a Dios.

Pero, para miles de indígenas que fulminó su conquistadora espada nunca pidió la indulgencia ni mucho menos el más leve perdón a su Dios.

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