Solo en este país de maravillas sin cuento el retiro de los agentes de la Autoridad Metropolitana  del Transporte (Amet) de las intersecciones  donde funciona el sistema de semáforos es noticia ampliamente difundida, pues al parecer sus actuales jefes han decidido “poner el oído en el corazón del pueblo” y atender ¡por fin! la extendida queja ciudadana por   los infernales tapones que provocan cuando deciden reemplazarlos dizque para agilizar el tránsito. AMET nunca ha podido ofrecer una explicación convincente y satisfactoria sobre ese comportamiento  tan irritante y absurdo, y como  a pesar de lo cual insiste en controlar el tránsito que ya está perfectamente controlado  por un semáforo  que funciona a las mil maravillas, los ciudadanos han terminado convenciéndose –alguien lo llamaría prejuicio– de que donde quiera que hay un tapón debe ser culpa de un agente de AMET. Y eso, naturalmente, no es del todo justo, mas que nada  porque la mayoría de las veces no es verdad. Pero ahora parecen soplar otros vientos en AMET, que ya anunció que realiza las coordinaciones necesarias con la empresa que opera los semáforos a fin de que funcionen de manera sincronizada, para luego proceder a retirar sus agentes. Eso no quiere decir, por supuesto, que desaparezcan del mapa o que se hagan los locos, como suele ocurrir con frecuencia, cuando se produce una emergencia bien sea por falta de energía eléctrica, un accidente de tránsito o el paso de una unidad del 9.1.1, pues en esos momentos es cuando son realmente  necesarios. Ojalá que el general Frener Bello Arias, quien ayer informó a través de un comunicado  de prensa que ya se están realizando las pruebas retirando los agentes de algunas intersecciones, no dé marcha atrás en su propósito de atender la queja de miles de conductores que no alcanzamos a entender porqué los agentes de AMET se empeñan en hacernos la vida mas difícil y complicada  sin ninguna necesidad.