Amigdalitis, gargantitas en problemas

Amigdalitis, gargantitas en problemas

Aunque nos defienden del ingreso de indeseados microbios, las amígdalas – sobre todo en los niños – pueden rebelarse provocando una amigdalitis con serios estragos para nuestra garganta, voz y apetito.

Las amígdalas son dos pequeños ganglios linfáticos ubicados detrás de la boca, en la parte superior de la garganta. Su función principal es contrarrestar la entrada de gérmenes y otros microbios por las vías respiratorias, explica la Dra. Cecilia Barreda, pediatra. «Constituyen un mecanismo adicional de defensa que tiene nuestro cuerpo para defendernos de visitantes no deseados».

Pero si bien el riesgo de una infección a las amígdalas viene casi siempre desde fuera, la amigdalitis puede originarse por factores presentes en nuestro interior: en la garganta o en las áreas que lo circundan.

Este tipo de infección es bastante común en los niños, aunque los adultos tampoco se salvan de amanecer un mal día con la garganta irritada y sin poder decir palabra alguna.

Ojo con estos síntomas

La Dra. Barreda explica que es sencillo para los papis identificar si sus hijos están con amigdalitis. Los principales síntomas que usted debe tener en cuenta son:

• Fiebre.

• Irritación de la garganta.

• Dolor al pasar los alimentos.

En situaciones más serias puede haber vómito, mal aliento provocado por una infección de tipo bacteriana, sensibilidad al abrir o cerrar la mandíbula y, por supuesto, cambio o pérdida temporal de la voz.

Si su niño presenta estos síntomas en forma persistente acuda a su médico – no a la farmacia – para precisar el diagnóstico y las medidas pertinentes a seguir. El profesional efectuará una inspección de boca y garganta en busca de amígdalas visibles y agrandadas que, por lo general, están enrojecidas y presentan manchas blancas.

No al quirófano

Contrario a lo que se estilaba años atrás, el tratamiento moderno de la amigdalitis no apunta a la intervención quirúrgica, sino a alternativas menos complejas que ayudan a conservar las amígdalas como celosas guardianas del cuerpo.

«Hoy en día, la cirugía ya no es la primera medida a tomar cuando existe infección en esa zona. Hace tiempo se dejó atrás el criterio que ordenaba una amigdalectomía ante la simple presencia de ganglios ligeramente grandes» advierte la doctora Barreda.

No obstante, señala la especialista, hay condiciones que inevitablemente exigen la extracción de las amígdalas:

Infección de amígdalas a repetición (promedio de seis anuales)

Presencia de ganglios de gran tamaño o hipertrofiados con presencia de pus en su interior pese al tratamiento con antibióticos.

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