A Daniel Guerrero, el ebanista que ultimó a varias personas y hirió a seis policías en La Romana, sus amigos lo definen como un hombre muy querido, «un hermano, muy afable», dado a cooperar, a ayudar a orientar a sus amigos apicultores, una comunidad a la cual también pertenecía.
Así lo definió César Rosario, un amigo del hombre que protagonizó la desgracia en Guaymate de la citada provincia y que luego fue abatido por agentes policiales tras casi ocho horas atrincherado dentro de su residencia.
«Murió protegiendo sus bienes, murió protegiendo a su familia», aseguró Rosario, quien arremetió contra las autoridades porque supuestamente no le hicieron caso a las constantes denuncias que el ebanista había hecho.
Rosario narró que a los supuestos delincuentes que habría ultimado el ebanista «estaban desacatados» contra su amigo, a quien le habían robado tres veces. «Simplemente llegó a un estado de desesperación por la falta de acción y la ineficiencia de los organismos que tenían que hacerlo».
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El amigo del ebanista desmintió que el ultimado por agentes de la Policía haya tenido algún problema mental.
Guerrero fue muerto pasadas las 12:00 de la medianoche tras casi siete horas de haber hecho el primer disparo y su cuerpo sacado del pequeño taller donde se encontraba ante los ojos de casi todo el barrio que sin importar cuántos disparos hiciera el hoy occiso se mantenían expectantes ante el morbo y la curiosidad por conocer el desenlace de lo que será por meses la historia más interesante que se cuente en el barrio.