Amigo Negro, los sicarios no sienten odio

Amigo Negro, los sicarios no sienten odio

Millares de buenos dominicanos han acompañado a Negro Veras en su trayecto de lucha patriótica y en su reciente odisea familiar. El doctor Veras, símbolo de lo más valioso de lo nuestro, ha propuesto que se legisle para definir el delito del sicariato, sus modalidades y las penas que han de corresponderle.   

Ya en las dictaduras, mas no solamente,  se conocía el crimen y la difamación por encargo, esta última tuvo su patrón más definido en el famoso “Foro Público” durante la tiranía de Rafael Trujillo. Esas formas delictuales han sido instrumentos de la lucha por el poder político, y sus fuentes y causas eran claramente identificables debido a que los autores intelectuales y materiales correspondían a determinados prototipos socio-culturales.

En la actualidad el fenómeno involucra es más complejo, pues involucra otros tipos de personas: menores, mujeres y gentes de de apariencia inocente, sin antecedentes criminales. Las causas también se diversifican desde el celo hasta la venganza política, desde la competencia económica hasta asuntos relativamente triviales. 

El aspecto más terrorífico de este tipo de crimen, es que la víctima ni siquiera sospecha quién la está acechando con intenciones malignas, ni en qué circunstancia será atacada. Son agentes  misteriosos y eventuales del enemigo, de los que no nos podemos defender.  La variedad de coartadas es amplia, el delincuente puede simular un asalto, para lograr una pena menor o para encubrir al autor intelectual, si fuesen capturados.

Prolifera también el sicariato radiofónico, que comete intento de asesinato moral. La familia de Negro fue también víctima de esto. Igualmente perversa es la lisonja y ponderación de personajes de escasos méritos  y el lavado de malas famas.

Los sicarios, de cualquier tipo, no tienen ojeriza ni rencor, actitud positiva o negativa hacia la víctima. Esto dificulta a las autoridades obtener pistas sobre los autores. Para los sicarios se trata de un trabajo “profesional”, similar al de un mercenario que mata  personas como quien caza conejos. La víctima es una “no-persona”,  por lo cual el sicario suele no sentir culpa y aparentar  inocencia,  pudiendo confundir hasta al aparato detector de mentiras. He presenciado a un sicario radiofónico difamar a una persona honorable, y luego decirle en privado: “lo siento, personalmente nada tengo contra usted”. Otro sicario, después de decir mentiras acerca de mi, me voceó, con fraternal ternura: “Adiós, Rafelito”.

 Negro Veras esta instando a juristas, a legisladores y  a ciudadanos conscientes, que elaboren un código que defina, clasifique y establezca  castigos mayores para estos peligrosos antisociales. Conozco de sicarios que prenden velas a “la virgen”. Mateo 5.22 establece que sólo insultar a una persona los hace reos de juicio eterno, como si la hubiesen ultimado.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas