Amonestación de Santana Marcano

Amonestación de Santana Marcano

UBI RIVAS
En ocasión del 20 aniversario de la vigésima promoción de cadetes del Ejército Nacional y la undécima de la Policía Nacional, el capellán del arma de tierra de nuestros institutos armados, doctor Miguel Angel Santana Marcano, capellán y general de brigada, puntualizó que «los dominicanos son rencorosos y no agradecen». Al generalizar la especie y excluirse de las lacras señaladas, es elemental que el capellán del Ejército no se considera ni rencoroso ni mal agradecido.

Al suscrito le vincula un caudaloso aprecio y admiración por Santana Marcano, hombre de profundas y luengas lecturas, desmenuzador de los clásicos latinos, persona que siempre tiene a flor de labio sentencias terribles de los filósofos antiguos y los textos, por supuesto, de las Sagradas Escrituras, con los cuales anatematiza, conmociona las conciencias, traza la senda correcta, que después y sobre todo, es la misión de un pastor, como es su caso específico.

Las citas que en su riquísima conversación siempre vierte de los titanes del pensamiento universal é histórico, son refrescantes y gratísimas a quienes tenemos la feliz oportunidad de ser de los suyos no solamente en Cristo, sino también por aprecio y cariño muy personales que se gana siempre y cada día a raudales.

Podemos dar testimonio de que Santana Marcano no es hombre de retaliaciones donde se arraciman los rencores y la ingratitud que él ha fustigado con acritud en la ocasión citada, porque sabemos que un mitrado le adeuda una sumita en divisas, y empero, él lo refiere más que como una actitud propia de un bergante, como un olvido involuntario (¿?) ó una gracia conectada con la amnesia misteriosa que signa los manejos insondables del cerebro humano.

Empero, pienso que la censura correcta enunciada por Santana Marcano más bien puede generalizarse a la especie humana, que acorralarla únicamente en la nacionalidad dominicana.

Las referencias y/o casos son innumerables, y quizás la que más recurrimos es la sentencia de José Martí, apóstol de la independencia de Cuba, cuando aludió a alguien que le fustigaba con acritud, y el iluminado patricio respondió que no recordaba haberle hecho nunca un favor.

Es correctísimo que el ser humano prefiere amnesiar los favores pretéritos, porque en la cresta de sus oleajes mentales, ese pretérito fue matizado por las carencias, el desvalimiento financiero, y eso, en vez de constituir un pivote para superar condiciones circunstanciales, los troca en oprobios que prefiere olvidar.

Por lo menos son los casos múltiples que este servidor ha experimentado, sobre todo con algunos comunicadores que hoy presentan un oropel muy distante a tres décadas atrás.

Santana Marcano asigna distintos tránsitos en esas aberraciones sicológicas que fustigó con la voz aguda y rápida con la cual comunica con gran clarividencia y aleccionamiento a sus feligreses y a quienes le queremos.

Expresar gracias al Todopoderoso, cada día al levantarnos y retirarnos a descansar por las noches, dar gracias siempre a todos, porque «es la única palabra que antes de llegar a los labios pasa por el corazón», precisó el ilustrado prelado, ante los militares y policías asistentes al acto, ninguno de los cuales se levantó para tomar la ostia.

Porque quien no tiene reservoir para la gratitud no debe haber nacido, conforme a la sentencia de que «quien no vive para servir, no sirve para vivir».

Bendiciones a todos. Amén.

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