Amor adolescente, aprendizaje para una
relación adulta

Amor adolescente, aprendizaje para una <BR>relación adulta

POR MIRFAK ROWLAND
El amor, ese sentimiento sublime que arropa corazones y los envuelve en un mundo de fantasías e idealizaciones, a veces efímeras y otras duraderas.

Según psicólogos, este sentimiento se apodera de algunas personas hasta el punto de que las hace vivir ilusiones y emociones intensas en los momentos en que es correspondido. Cuando no lo es, suele ocasionar tristeza, desilusión y hasta puede desencadenar en una depresión.

El amor en los adolescentes es lo que algunos autores califican de “amor-amistad”. Puede definirse como el descubrimiento del “yo” y del “tú”. Es la consecuencia de la comunicación de dos individualidades, que se van descubriendo. Son caminos abiertos hacia el futuro.

 Estos autores afirman que la confidencia es como el espejo donde nos miramos, y por reflejo, el adolescente se ve a sí mismo en el otro, más como querría ser, que como es. De aquí que el otro se convierta en su alma gemela, en su otro yo. Al madurar y enfrentarse con la realidad, estas similitudes dejan de serlo, ya que han sido producto de rebeldías e inseguridades propias de la edad.

Según el psiquiatra argentino Alberto Orlandini en su libro El enamoramiento y el mal de amores, la adolescencia es una etapa en la que el individuo suele experimentar estos sentimientos, pero éste se diferencia del amor adulto en que “la sed de amor es tan intensa, que suele ser poco exigente respecto al brebaje que se ha de tomar”.

 El psiquiatra agrega que el enamoramiento adulto es más maduro, diferenciado, estable y comprometido que las pasiones de la juventud.

Además, el autor indica en su obra, que el amor-pasión se tolera en los adolescentes, porque se define provisionalmente como “el estado inicial de un vínculo romántico, que se caracteriza por cambios cuantitativos e ingobernables en el psiquismo, gran intensidad de las emociones, rapidez de inicio y transitoriedad de su evolución”.

 Algunos especialistas apuntan que los adolescentes a veces confunden el amor con la atracción física, porque se deslumbran ante la belleza exterior del sexo, pero al descubrir las cualidades negativas de la persona muchas veces les ocasiona una terrible decepción.

En cuanto a las características de este sentimiento, el escritor plantea que el enamoramiento adolescente resulta intenso, breve, inestable y, a veces, escasamente diferenciado, además de que, debido a la inmadurez del individuo, el enamoramiento resulta más erótico que tierno, más ciego que lúcido, más egoísta que altruista, más sádico que protector, más posesivo que permisivo, más dependiente que autónomo y más irresponsable que comprometido.

En un estudio que se realizó con adolescentes, Orlandini plantea que en sus relaciones estos manifestaron síntomas de ansiedad (40.9 %), celos (31.8%), tristeza (27.2%), dificultades escolares (22.7%), cólera (13.6%), violencia(4.5%), consumo de alcohol (4.5%) y desarreglos sexuales (4.5%).

Estos datos demuestran que las relaciones en los adolescentes, pese a que pueden crear experiencias especiales y memorables, también pueden ocasionar conductas enfermizas que pueden afectar la personalidad del individuo y dejar secuelas que pueden llegar a manifestarse de forma negativa en sus relaciones futuras.

Algunos expertos plantean que el amor adolescente es una etapa que permite al individuo prepararse para las relaciones maduras y adultas, ya que datos estadísticos han comprobado que las relaciones en la adolescencia no siempre llegan a mantenerse hasta llegar al matrimonio.

Por tal razón, es importante que estas relaciones sean sanas, positivas y que el adolescente aprenda a separar la relación de los demás deberes, para que pueda, por consiguiente, llevar una vida equilibrada y feliz.

Y aunque, en la actualidad, las relaciones entre los adolescentes ya no son consideradas tan “inocentes” como las de otros tiempos, debido a que la promiscuidad, las relaciones sexuales a temprana edad, y la infidelidad han formado parte de estos noviazgos precoces, es importante que se les dé una buena educación y formación por parte de los padres y maestros para lograr que los valores perdidos vuelvan a ser recuperados.

La idealización del ser amado

Los adolescentes suelen idealizar a la persona a la que creen amar. Suelen ponerlo en un “pedestal” y lo identifican como un ser que posee cualidades extraordinarias, hasta el punto de que hipervalorizan al individuo.

“El objeto del amor se idealiza y se hipervaloriza como la cosa más perfecta, bella y virtuosa que pueda encontrarse. En la “Ceguera de amor”, se magnifican los encantos y se minimizan las deficiencias del amante. La valoración benevolente del enamorado convierte las necesidades del amado en acciones de mérito”, plantea Orlandini.

Cuando se idealiza al ser amado, se le agregan cualidades que no posee y se cree que es un individuo incapaz de hacer daño, por esta razón es que las decepciones en los adolescentes son muy frecuentes y terminan en una inevitable separación.

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