Este año el inicio de la Cuaresma nos llega el día que celebramos el amor y la amistad.
¿Tendrá estas coincidencias algún mensaje especial que dejarnos?
La Cuaresma es un tiempo de conversión, oración, limosna y ayuno; todo se reduce, en resumidas cuentas, a prepararnos para disfrutar del amor de Dios.
Y si amamos a Dios también lo hacemos a nuestros semejantes que son la parte visible de su amor.
En estos tiempos se necesita reflexionar acerca de ese sentimiento que parece se está alejando cada vez más de nosotros.
¡Cuántos acontecimientos negativos estamos observando que son un indicativo de la falta de amor!
Por un lado la delincuencia y la criminalidad nos presentan hechos cada vez más horripilantes; pero también tenemos la falta de solidaridad.
Observamos cómo, por ejemplo, los médicos dejan morir o agravar a un paciente porque en el momento en que llegó a la emergencia de un centro de salud no hay una respuesta económica.
Nos sentimos impotentes cuando los impuestos te quieren sacar hasta el último centavo y lo que más duele es que eso no se traduce en una inversión para mejorar la calidad de vida de los más necesitados. Los bancos y los que negocian no se quedan atrás.
¡Cuántas evasiones! ¡Y cuántas violaciones a las leyes por los organismos que están obligados a aplicarlas!
Realmente, creo que esta Cuaresma debe ser un tiempo especial para meditar y para cambiar. Hemos fallado como sociedad, hemos fallado en el mandamiento del amor y estamos fallando como seres humanos.
Qué la fecha de hoy nos afiance en el amor a Dios, a nuestro prójimo y en la amistad.