Amores que matan: cotorra de la Española

Amores que matan: cotorra de la Española

La cotorra de la Española es una especie endémica de la República Dominicana, es decir, que solo se encuentra en nuestra isla.

Este pequeño animal de radiante plumaje verde adornado de azul y blanco es la tercera especie considerada por nuestras familias para tenerlas como mascota en nuestras casas.

Nuestra cotorra es una excelente imitadora de sonido, son muy sociales e inteligentes y suelen comunicarse entre sí cuando están en estado silvestre, usando una gran variedad de sonidos que aprenden de su grupo familiar.

Por ser una especie de rango de distribución restringido, cuyas poblaciones silvestres están en alto riesgo de extinción, es considerada como Vulnerable (VU) según la Lista Roja de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Al igual que las cotorras parte de su vulnerabilidad yace en un atractivo plumaje, una alta capacidad de aprendizaje y la habilidad para “hablar; características deseables para aquellos que la codician como mascota de compañía. A pesar de ser ilegal, la presencia de cotorras de la Española en los hogares dominicanos es cada vez más común y dicha popularidad parece ir en ascenso.

Lo que probablemente no conocemos es que el tener las cotorras en casa está contribuyendo a la extinción de la especie. Una de las mayores amenazas que sufre es su popularidad como mascota. Existen en nuestros bosques lo que el Grupo Jaragua ha denominado como “Los Pichoneros”, personas que se dedican cada año a robar nidos enteros, con pichones acabados de salir de su cascarón y desarrollar todo un engranaje comercial alrededor de la venta de esta aves.

Este comercio de ventas de cotorra es un negocio ilícito, está prohibido bajo las leyes dominicanas: la captura, tráfico y posesión de cotorras por la Ley General sobre  Medio Ambiente y Recursos Naturales No. 64-00.   Pero la ley no se aplica y continúa en todo el país la compra y venta de cotorras. Así, todos los años, la mayor parte de los nidos que ponen las cotorras en el monte son saqueados y los pichones vendidos en todo el país.

También son cómplices de la muerte de muchos pichones sacados a destiempo de sus nidos con el interés desmedido y mercurial de venderlos.
Cada año el precio de una cotorra aumenta, incentivando el saqueo cada vez más temprano de sus nidos.

El Grupo Jaragua ha logrado detectar en zona de anidamiento de cotorras en el parque nacional Jaragua saqueo del casi 100% de los nidos, debido a la competencia que existe entre los pichoneros, cada vez sacan más temprano a los pichones de sus nidos, a veces sin ni siquiera haber emplumado, dejándoles pocas probabilidades de sobrevivir.

Las cotorras reutilizan cada año las cavidades en que hacen sus nidos, es decir que siempre van al mismo lugar a anidar. Al ser destruidos estos nidos para sacar los pichones, cada vez le cuesta más encontrar un lugar adecuado para poner sus huevos en la temporada de anidación.

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