Amores que no hacen ruidos

Amores que no hacen ruidos

SONIA VARGAS
Dentro de cada persona hay una selva de ruidos, temores, añoranzas, ilusiones y fracasos, deseos amores pasiones y sentimientos que van surgiendo y madurando en la experiencia y la convivencia diaria.

La madurez humana consiste en ordenar esos ruidos al fin, a la visión, a la jerarquía de valores de la persona, enseñoreándose así al ser humano, su propia vida para alcanzar la realización y la felicidad., de este ordenadamiento en nuestras vidas vamos aprendiendo a relacionarnos especialmente en el amor, a todos nos gustaría construir esa forma tan excepcional de amar sin ruidos, esos amores que maduran en silencio, que acogen sus conflictos con generosidad se permiten reformulaciones de vínculo, amores que duran en tiempo y espacio porque saben madurar en la aceptación de la diferencia que es, cada miembro de la pareja acepto ser otro privilegiado, no otro único y exclusivo.Ya sabemos que en cuestión de amores, la exclusividad es la muerte. sabemos que cuando uno quiere todo del otro, está matando el amor y hemos aprendido de la literatura que la lógica de la pasión es la muerte. hay amores que construyen lugares para el otro, para la otra, donde existen espacios para respirar fuera de la relación, que permiten enriquecerla y alimentarla del exterior. Amores cuya sexualidad se asume en la carencia, cuya cotidianeidad acepta y enfrenta la dificultad y la crisis, que prefieren los intentos de reformulaciones en la creatividad, no a la huida, la ruptura o las agresiones a la primera dificultad o desilusión.

Amores más fraternales que pasionales, en los cuales la complejidad, la ternura, la complicidad y el discurso sustituyen la ceguera pasional y en donde el juego infinito de los mutuos fantasmas reemplaza el amor-sufrimiento. No son amores con menos dolor ni menos dificultades, sino con otro dolor; no un dolor de frustración, muerte y negación sino de aceptación de la Un dolor civilizador y no aniquilador.

Estos amores que no hacen ruido también existen, quise rendir un homenaje a los amores discretos, silenciosos y exigentes, que se viven como un imposible asumido; estos amores que construyen, desde una ética del respeto al otro o a la otra, Conozco algunos de estos amores. Quiero decir algunas parejas que viven el amor así. Que saben que el otro no se puede consumir ni poseer, que saben que la serenidad en el amor descansa sobre el respeto de dos polos opuestos: por una parte el deseo de unión y por otra parte el deseo de separación, de autonomía. Que saben que la esencia del amor es libertad absoluta.

Es un aprendizaje que a veces toma toda la vida pero que vale la pena. Dejemos de pensar que todo era mejor antes.

Hay amores que construyen lugares para el otro, para la otra, donde existen espacios para respirar fuera de la relación, que permiten enriquecerla y alimentarla del exterior. Sí, hay amores de dimensión humana, amores que, en lugar de la fusión asfixiante y absolutizante, instauran la preferencia, permiten la distancia.

«Cuando uno se enamora las cuadrillas del tiempo hacen escala en el olvido la desdicha se llena de milagros el miedo se convierte en osadía y la muerte no sale de la cueva enamorarse es un presagio gratis una aventura abierta al árbol nuevo una proeza de los sentimientos una bonanza casi insoportable y un ejercicio contra el infortunio por el contrario desenamorarse es ver el cuerpo como es y no como la otra mirada lo inventaba es regresar mas pobre al viejo enigma y dar con la tristeza en el espejo». Mario Benedetti.

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