Ampliar los efectos de la lucha contra la activa delincuencia

Ampliar los efectos de la lucha contra la activa delincuencia

Procede saludar como positivo que en este momento el Estado destinara en inversión para la seguridad ciudadana importantes recursos dotando a la Policía Nacional de mayor movilidad y de otros medios para la investigación y la vídeo vigilancia, incluso sobre sus propios agentes.

En la actual situación también es prioritario extenderse en esfuerzos por controlar delitos de de alta incidencia en forma de asaltos y robos en calles y hogares que azotan la geografía.

La comparación de proporciones conduce a la inevitable conclusión de que como tropa insuficientemente remunerada, equipada y entrenada, el cuerpo del orden es además deficitario en personal.

La demografía ha crecido sin el acompañamiento en paralelo de la infraestructura humana y material que debe estar a cargo de protegerla contra el crimen, lo que continuamente se delata en destacamentos ruinosos y despoblados, sobre todo en amplias regiones distantes de la provincia de Santo Domingo y el Distrito Nacional.

Judicial y carcelariamente, el papel de la Policía recibe poco concurso, pues el destino de los prevenidos, excesivamente privados de libertad, son recintos sobrepoblados, negadores de mínimas condiciones para alojar a seres vivos sin denigrarlos ni envilecerlos.

Las penitenciarías del montón no incluidas en reformas gravitan sobre la sociedad por sus características medievales y nunca propiciarán correcciones de conductas. Son espacios para acentuar desviaciones y elevar las reincidencias.

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