Ana y Madeline, heroínas del campo

Ana y Madeline, heroínas del campo

Ana María Montán y Madeline Núñez se levantan cada día con un propósito: dar todo de sí para forjar un futuro verde en República Dominicana. Además de sus sueños, éstas líderes y heroínas del campo comparten el privilegio de  enlazar sus ilusiones con cada faena al asomar el sol en los parques ecológicos de Nigua, en San Cristóbal, y Luis Quinn, en San José de Ocoa, respectivamente.

Ana María Montán nació en la comunidad de Magdalena, en el municipio de Castañuela, Montecristi, pero cuando tenía  16 años, su familia, como muchas otras, emigró a la capital en busca de mejor suerte. Dejó atrás su querido terruño, donde junto a su padre caminaba por el campo contemplando el entorno y ayudándolo a trabajar la tierra.

Ana es una  apasionada por la naturaleza, amor que atribuye a sus orígenes  rurales y a la certeza de que el medio ambiente y todo lo que nos rodea es la vida misma. “Si destruimos el ambiente, depredamos los bosques, contaminamos el agua, ¿qué le estaremos dejando a nuestros hijos e hijas? En eso pienso cuando asumo las responsabilidades que tengo como administradora del Parque Ecológico de Nigua. Con mi trabajo  defiendo la vida misma”, expresa esta joven madre soltera, que la misma vida premió con tres hijos.

En el año 2009 Montán fue contratada por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales para dirigir  una brigada de nueve hombres del Plan Nacional de Quisqueya Verde. Su propósito era reforestar el litoral sur desde el kilómetro 12 de Haina hasta el Acuario Nacional. En ese espacio la brigada que dirigía Ana María plantó cientos de  cocos y otras especies costeras. 

Ese mismo año, Ana pasó  con su brigada a la Isla de los Pinos, en Boca Chica, para darle mantenimiento debido a que ese lugar estaba abandonado. Se limpió la isla y plantaron árboles propios del lugar, como mangles. Su exitosa labor hizo que ella y su brigada fueran apostadas en el Parque Ecológico de Nigua.

Este humedal, uno de los más bellos con que cuenta actualmente República Dominicana, que también es conocido como Charcos de Nigua, forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Su administración depende hoy del trabajo de Ana María, para quien significa un reto personal que asumió para levantar su familia mediante una labor que era vista  como impropia para una mujer.

 Ella cuenta que su meta es hacer que el Parque Ecológico de Nigua sea ampliamente conocido por nacionales y extranjeros, y que ya han comenzado las visitas de dominicanos que han oído hablar  del  gran  potencial recreativo y  ecoturístico del parque.

“Cuando entré a trabajar como capataz nunca imaginé que iba a aprender tanto sobre la conservación, preservación y uso sostenible de los recursos naturales”, dijo.

Nacida y criada en las lomas. “Lo mejor que ha pasado en la vida es haberme designado administradora del Parque Nacional Luis Quinn, porque yo nací y me crié aquí”,  expresa Madeline  Núñez, quien recuerda cómo corría y escalaba las montañas con su papá, a pesar de que sus hermanos le decían que el campo era “cosa de hombres”.

 Madeline le respondía a sus hermanos: “es que yo soy de la naturaleza”. Y así lo demuestra esta joven administradora del Parque Nacional Luis Quinn, un área protegida de más de 192.28 kilómetros cuadrados de extensión, constituida por terrenos abruptos de pendientes muy pronunciadas, con una gama inmensa de recursos biológicos concentrados en la loma conocida como La Tachuela.

 “Yo prácticamente vivo aquí. Tengo a mi cargo este hermoso lugar al que le damos mantenimiento con la reforestación en las zonas que han sido degradadas”, cuenta esta  mujer de 28 años, madre de dos hijos de 12 y 10 años.

Su profundo amor por ellos le ha permitido criarlos con el esfuerzo del trabajo y el sacrificio. “Han sido muchos los días que he tenido que llegar al parque bajo condiciones climáticas adversas y muchas veces me he tenido que quedar en el Centro  de Control y Vigilancia del parque o hasta en la casa del alcalde de la comunidad”. Afirma que todo ese sacrificio lo hace porque desde niña ha querido dejar un ambiente sano para las futuras generaciones. Antes de ser administradora del parque, Madeline era capataz de una brigada del Plan Nacional Quisqueya Verde compuesta por nueve hombres.

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