Enfocar las iniciativas públicas para producir crecimiento económico sin atacar de manera eficaz los índices de analfabetismo de la población, es una mala estrategia que propicia la exclusión social.
Y en los resultados del IX Censo Nacional de Población y Familia se detecta que el Estado dominicano ha seguido una mala planificación, pues el analfabetismo dificulta que pueda lograr empleo un 15.8% de la población en edad productiva, entre 25 y 34 años, lo que constituye una de las formas más lamentables de ahondar la brecha social. El mismo censo revela rangos preocupantes de iletrados en otras franjas poblacionales clasificadas por edades y zonas geográficas.
Las cifras del censo relativas al analfabetismo explicarían la urgencia con que el Gobierno del Presidente Danilo Medina ha asumido el plan de erradicar el analfabetismo en dos años, a partir de enero del 2013, como parte de un propósito de fomentar la dinámica macro-económica conjuntamente con el desarrollo humano. No es factible la prosperidad de la economía con una tasa elevada de analfabetismo que, entre otras cosas, obstaculiza la introducción al mercado de nuevas tecnologías debido a falta de recurso humano capacitado para manejarlas. De ahí que el plan de erradicación del analfabetismo debe constituirse en una de las principales herramientas de desarrollo integral con énfasis en el crecimiento humano.
La deuda impaga de la Opret
La construcción de la primera línea del Metro de Santo Domingo arrancó hace siete años, y hace cinco años que el servicio está operando. Luego se inició la construcción de la segunda línea, que ya está en su fase final. Sin embargo, en todo ese tiempo la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET) no ha aportado ninguna de las obras colaterales que prometió, sobre todo para el municipio Santo Domingo Norte, que ha tenido que ejecutar por su cuenta algunas de ellas.
Así las cosas, la OPRET tiene pendiente aportar para Santo Domingo Norte las rutas de alimentación, puentes peatonales y arreglo de calles, para solo citar algunas de las obras colaterales a que se comprometió. No sería justo que ese municipio tenga que cargar con todo el costo y el trabajo de esa infraestructura cuya necesidad nace conjuntamente con la construcción de la primera línea del Metro.