Analfabetos votando por computador

Analfabetos votando por computador

Con frecuencia debo explicar las complejidades de la redacción de las preguntas de encuestas, la situación de entrevista y el cuidado de leerlas con fidelidad y propiedad a los entrevistados. Cierta vez un “experto” extranjero formuló unas preguntas tan largas para aplicar en el país que, cuando se estaba llegando al final, el entrevistado promedio ya no recordaba la parte inicial de la pregunta.
Pocos conciudadanos están acostumbrados a leer o responder frases largas. Bachilleres y profesionales tampoco saben leer o interactuar con un formulario fiscal de cualquier especie. Tampoco los que hacen esos formularios saben diseñarlos correctamente; observe que cuando usted viaja suele tener dificultad para llenar la hojita de migración, porque en el espacio que dejó el diseñador no cabe la respuesta que le pide a usted. A menudo toma un rato familiarizarse con la hojita, antes de empezar a sentirse más torpe de la cuenta.
Hace poco, un diario español reportó que un porciento muy alto de los españoles y otros europeos no podían leer e interpretar una factura de electricidad, ni las indicaciones de un medicamento.
Como profesor de sociología, con larga experiencia en publicidad, comunicación y cuestionarios, estoy familiarizado con la dificultad de las personas para entender un mensaje o pregunta cualquiera, más aún si se le cambia el formato, el medio o el contexto. McLuhan explicó que el medio es a menudo la mayor parte del mensaje, a veces lo más importante. Una persona puede estar muy familiarizada con un asunto, un tema, o una pregunta; pero es muy diferente si el medio de preguntar es escrito, la hace una persona, tipo de persona, si es por teléfono, qué tipo de papel, y hasta el tipo y tamaño de letras.
Es por eso que en muchos países existen expertos, agentes tributarios, que llenan solicitudes para documentos, préstamos o exencione de impuestos. Mis primos en New York, que se dedican a ayudar “latinos” a completar formularios de la renta, refieren anécdotas de gentes que temen mostrar sus dificultades en completar preguntas simples, y temen parecer ignorantes. Cuentan que un señor con saco, corbata y Biblia bajo el brazo, con timidez le confesó su dificultad para entender las instrucciones. Mi primo le preguntó: ¿pero no es acaso más difícil entender ese respetable libro que lleva usted consigo?
También me cuentan de dominicanos que regalan celulares a sus padres en Quisqueya para estos solo reciban llamadas, pero que son incapaces de iniciar una llamada en dicho celular desde el país.
El tema viene muy a propósito debido a los muchos miles de analfabetos funcionales frente a una pantalla de computador, tratando de elegir a sus candidatos favoritos, interactuando con una maquina y en un escenario o “setting” y en un ambiente relativamente hostil, como una “caseta” de votación con el cual están muy poco familiarizados. Las autoridades electorales y los dirigentes políticos están en el deber de auditar psicosociológicamente los votos nulos, las abstenciones y otras irregularidades en las recientes primarias en nuestro país. Mejorarían significativamente tan moderno procedimiento de votación.

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