Análisis del ritmo-sentido del panegírico “Ante el féretro de Trujillo”, de Joaquín Balaguer

Análisis del ritmo-sentido del panegírico “Ante el féretro de Trujillo”, de Joaquín Balaguer

§2.0.¡Quién nos hubiera dicho/ que el hombre extraordinario/a quien hace apenas dos días/ vimos partir sonriente / de su despacho del Palacio Nacional/ iba a volver a él/ pocas horas después/ cobardemente inmolado! /// Pero ahí está la tremenda realidad/ con toda su elocuencia aterradora. /// Muda está ya la boca de donde salieron tantas órdenes de mando. /// Inmóviles se hallan sobre el pecho, / donde el corazón ha cesado de latir, / las manos que sostuvieron la espada/ que simbolizó durante cuarenta años/ toda la fuerza física de la nación. /// Exánime y vilmente atravesado por los proyectiles, / yace ahí el pecho heroico donde flameó orgullosamente, / como si flotara en su asta, / el lienzo tricolor. ///

2.1. La primera frase con signos de admiración incluye al orador y a los presentes en el entierro de Trujillo y les advierte a los convocados y al país que le escucha, la sorpresa y extrañeza ante la muerte violenta de un semidios al que todos creían inmortal a fuerza de oír esa propaganda tallada durante más de treinta años por el propio Balaguer y el círculo de intelectuales racionalizadores de la dictadura. Pero para el orador y el muerto que creyeron toda su vida en el destino, ningún mortal es tan poderoso para eludirlo y todo el mundo tiene su hora marcada por Dios, sinónimo mismo del destino, pleonasmo mismo de lo sagrado y la divinización de la historia. El destino no existe para quienes solo creemos en los hechos históricos y este no es otra cosa que la programación emocional que cada cual traza para su vida.

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2.2. Los discursos y prácticas sociales realizados con los conceptos de la poética enarbolan como uno de sus principios la no exhaustividad del análisis de cualquier texto. Si es de valor literario, la pluralidad de sentidos es infinita; si el texto es ideológico-informativo, como en la especie que me ocupa, los sentidos del texto, aunque plurales, son limitados. Y en el caso de este párrafo 2, la apología del muerto es de rigor, pues eso es lo que desean oír los presentes en el acto de inhumación, y que se les reafirme la grandeza de Trujillo en cada frase. Y Balaguer toma en cuenta ese deseo y recurre a todos los efectos de la oratoria, bien conocidos por él, puesto que los ha teorizado en sus escritos sobre el tema. Pero el orador, que ocupa la presidencia de la República, hombre sagaz, conocedor de la historia dominicana y sus interioridades, sabe que ha llegado la hora de probarse a sí mismo su capacidad para ejecutar la estrategia y las tácticas que ha utilizado para convertirse en el sustituto del Jefe desde su discurso del 16 mayo de 1959 en el estadio Trujillo y desde los años 40 cuando le dijo a Juan Bosch que él esperaba que el mango goteara de la mata antes que aventurarse a quedarse en el exilio cuando el líder del PRD le inquirió, en La Habana, por qué un intelectual tan inteligente seguía su colaboración estrecha con la dictadura.

2.3. En este discurso de 1959 en el pley, así como en el discurso de 1936 y en varias piezas oratorias más, Balaguer le tiende una trampa mortal y un reto a Trujillo, a menos de un mes antes de producirse la expedición del 14 de Junio. El orador parece tener información de lo que se avecina y profetiza que Trujillo no es hombre de huir, sino de morir con las botas puestas, pero, además, al igual que en otros discursos de tono similar al panegírico, el panegirista es el único intelectual trujillista que se atreve a trazar, entre verdades y mentiras, una crítica al régimen y reconoce que este es dictatorial y que ha suprimido todas las libertades, pero para beneficio del pueblo dominicano. El orador conmina al Jefe a no huir ni pasar por las horcas caudinas de otros dictadores latinoamericanos: «Estamos listos, pues, para pasar con Trujillo a la historia como la Esparta de América, después de haber sido, durando los dos primeros siglos del Descubrimiento, la Atenas del Nuevo Mundo. Sean cuales sean las sorpresas que el porvenir nos reserve, podemos hallarnos seguros de que el mundo podrá ver a Trujillo muerto, pero no prófugo como Batista, ni fugitivo como Pérez Jiménez, ni sentado ante las barras de un tribunal como Rojas Pinilla (…) y si cae sabrá caer como el árbol cuando lo abate el rayo para convertirlo en cenizas, y no como el árbol cuando lo corta el hacha para que sirva de leña ignominiosa. Los hombres como Trujillo, cuando caen, saben caer con las manos en alto, empuñando en ellas el asta en que la bandera nacional despliega orgullosamente a los vientos la augusta grandeza de sus colores inmortales». (La palabra encadenada, op. cit., pp. 76).

2.4. Y he aquí la parte de crítica al régimen, la cual busca granjearse la simpatía y el apoyo futuro de todos los descontentos con la dictadura, como si estuviera informado de la conjura que ya preparaban desde ese año Antonio de la Maza y Juan Tomás Díaz, con el asesoramiento político de su hermano Modesto, su sobrino Miguel Ángel Báez Díaz y el apoyo del Gobierno estadounidense. Que yo sepa, ningún intelectual trujillista, salvo Balaguer, osó hacer un análisis de la cara y cruz de Trujillo y este discurso del estadio Trujillo prefigura el discurso pronunciado en las Naciones Unidas el 2 de octubre de 1961. Pero hay que subrayar que Balaguer, conocedor de los problemas de la dictadura desde su condenación en San José de Costa Rica en 1960 a causa del atentado contra Rómulo Betancourt, realiza estas críticas al régimen prevalido de su condición de vicepresidente de Héctor Trujillo y presidente de la República señalado de dedo por Trujillo en agosto de 1960, pero ya era muy tarde para separarle del cargo, pues a un presidente no se le jubila, como dijo Trujillo cuando le plantearon que destituyera a Balaguer. He aquí el pasaje de la crítica al régimen, y aunque Balaguer señala paladinamente en el panegírico que “no es esta la hora de hacer la apología de la obra y de la figura de Trujillo” (op. cit., p. 176), sino que ese juicio corresponde a la posteridad. El orador, sin embargo, se permitirá pasarle juicio a su Jefe en el discurso en las Naciones Unidas y en el largo ensayo “Medalla moral y política de un autócrata vista al través de sus dos caras” (op. cit., 181-310). He aquí la crítica de Balaguer el 16 de mayo de 1959 en el estadio deportivo al régimen en presencia del propio Trujillo y su círculo íntimo del poder: «Trujillo ha creado en la República Dominicana un régimen de esencia autoritaria. Esa es una realidad que no podemos negar si queremos ser sinceros; pero también es cierto que el estado policial creado por Trujillo constituye un poderoso instrumento de prosperidad económica, de conciliación social y de convivencia pacífica, que supera a todo cuanto existe o ha existido en las Antillas para la conducción de nuestros países hacia las más altas metas de la vida civilizada». (Op. cit., p. 77). Para Balaguer, la República Dominicana era la Esparta de América. Modelo de dictadura esclavista fue Esparta y casi todos los intelectuales y partidarios del autoritarismo son admiradores de aquel régimen que causó la destrucción de la democracia ateniense, cuyas teorías aristotélicas serán retomadas miles de años después por Montesquieu y la Ilustración francesa.

§3.0. No es esta la hora de hacer la apología/ de la obra y la figura de Trujillo. /// Las lágrimas que nublan nuestros ojos/ y la emoción que empaña nuestra voz/ no nos permitirían cumplir/ con la ecuanimidad debida/ esa tarea justiciera. // Pero los grandes hombres entran verdaderamente en la historia/ cuando abandonan el escenario de la vida/ con sus combates y sus contradicciones. // Para el gran caudillo/ a quien ahora nos disponemos a entregar a la tierra/ para que ella reciba como una madre/ sus despojos mortales, / ha llegado fatalmente ese momento supremo.//Sea cual sea,/ señores,/ la actitud de la posteridad/ ante su obra y ante su memoria,/ desde ahora podemos afirmar/ que el nombre de Trujillo/ está grabado para siempre/ en el material que el tiempo respeta/y que es capaz de transformarse,/ pero no de perecer/ en la sucesión de las generaciones.// El legado que nos deja/ es enorme e imperecedero.// Sus obras permanecerán mientras permanezca la República/ y exista en ella un solo dominicano consciente/ de lo que significa el tratado fronterizo,/ la redención de la deuda pública,/ la independencia financiera,/ las ejecutorias cumplidas/ en el ámbito de las obras públicas,/ de la agricultura,/ de la salud y de la asistencia social/ y de todo el bien que ha emanado/ durante tres décadas de una larga paz/ que ha asegurado el progreso/ y traído el bienestar y la tranquilidad a la familia dominicana.

SÍNTESIS

3.1.Balaguer vigilaba siempre los discursos que había pronunciado antes de escribir el siguiente, por eso repite, de un discurso a otro, las fórmulas gastadas convertidas en redundancias productivas para el oído de quienes buscan reafirmar lo que ya saben. En el discurso del estadio Trujillo escribió: «Sean cuales sean las sorpresas que el porvenir nos reserve», y repite con pequeñas variantes lo mismo en el párrafo 3 del panegírico: «Sea cual sea, señores, la actitud de la posteridad ante su obra y su memoria…» Y esta última frase es un eco del epígrafe generador de figuras gastadas que encontramos en La palabra encadenada: «A LA POSTERIDAD, único juez llamado a medir imparcialmente los acontecimientos y los hombres públicos con la vara de la historia». Regla que el propio Balaguer violará en su discurso en las Naciones Unidas y en el ensayo de este mismo libro donde enjuicia a Trujillo como la “Medalla moral y política de un autócrata visto al través de sus dos caras”. O la frase del discurso del estadio Trujillo, donde califica a Horacio Vásquez de “aquel roble añoso, vencedor de tantas tempestades” (op. cit., p. 70), frase gastada que repetirá en el panegírico aplicada a su Jefe: “el roble poderoso (..) que salió victorioso de todas las tempestades”. Si le aplicara a Balaguer el racionalismo positivista del título de su ensayo, diría que obedece a la paradoja del mentiroso, y que estos juicios no son más que opiniones con poco valor, pues la historia no es un sujeto ni maestra de nadie. Para contrarrestar ese cliché de Cicerón, censurado por Américo Lugo, se le aplica su fórmula a Balaguer y a los que piensan, como historiadores, igual que él: Son los sujetos los que establecen, cuando han pasado más de 50 años de muerto el personaje, el valor de los hechos. Todo cuanto se diga antes no es más que opinión (doxa) llamada a ser corregida continuamente. Para Balaguer, y para muchos historiadores académicos, las obras materiales son el verdadero progreso de un país. Y digo yo: la relación inseparable entre la creación de obras de cultura y humanismo como significante mayor y la creación de obras materiales son el valor agregado de un estadista. El político que no se convierte en estadista no crea valores, todo lo instrumentaliza y no atraviesa la mediocridad que, según Aristóteles, adorna a todos los políticos, líderes de ocasión.
3.2. Contexto y memoria y ritmo-sentido consonántico en vez de vocálico es lo que caracteriza al panegírico de Balaguer ante el féretro de Trujillo. En estos párrafos 2 y 3, encontramos de nuevo el generador [tr] analizado en mi artículo anterior. Como orador, Balaguer sabe los efectos sonoros que captan la atención del auditorio. Y esto se produce en el segundo párrafo con [br], hombre, [rd] extraordinario; [lb], volver; [rd], cobardemente; [tr, r, r], tremenda realidad aterradora; [br], sobre; [tr, pr], atravesado por los proyectiles; [fl, rg], flameó orgullosamente; [fl], flotara y [st, tr], de asta tricolor. Recuérdese el valor de [tr] en féretro y Trujillo.

3.4. En cambio, en el párrafo 3, se encuentran como sonoridad interna las mismas combinaciones consonánticas estudiadas anteriormente: [br, tr], obra y figura de Trujillo; [br], obra; [gr, bl, str, pl], lágrimas, nublan, nuestros, nuestra, cumplir con esta tarea justiciera; [pt, st, br], actitud, posteridad, obra; [br, tr, gr, pr, nsf], el nombre de Trujillo está grabado para siempre, capaz de transformarse; [br, tr, bl, tr, pr, bl, pl, br, gr, tr, rg, pr, gr, tr, tr], obras, mientras, República, tratado, deuda pública, ejecutorias cumplidas, obras públicas, agricultura, durante tres décadas, larga paz, asegurado el progreso, y traído el bienestar y la tranquilidad.