Un despido injustificado
Los Toros del Este despidieron el martes al gerente general Pablo Peguero, a quien la directiva responsabilizó de la marca de 3-12 con la que inició la franquicia de La Romana.
En un movimiento paralelo, ascendieron al puesto de vicepresidente de operaciones a Stanley Javier, quien ya fungía como asistente del presidente Luis Rodríguez Amiama.
El despido de Peguero, sin embargo, tiene poco sentido para lo que podrían buscar los Toros, que uno asume, es una despertar.
En el mes de noviembre no es que se estructuran los equipos, no se planea para seleccionar en el draft, no se contratan importados ni mucho menos se negocia con nadie para fomar una novena que pueda competir.
Bajo el formato en que se trabaja en la pelota invernal dominicana, los refuerzos importados se contratan a finales del verano tanto los de la primera mitad, como los de la segunda mitad.
El talento nativo que jugará se sabe desde bastante temprano, quizás con una que otra excepción.
Los Toros están en todo su derecho de despedir al personal que entiendan.
Pero culpar a Peguero de que los bates nativos, los mismos que el año pasado lucieron diferentes, se mantuvieran apagados de una manera alarmante, no es justo.
Además, en un momento en el que se han anunciado nombres importantes, incluyendo varios grandes ligas, la movida tiene poca lógica.
Desde el punto de vista empresarial, el despido lo único que hace es mandar a su casa a cobrar a un hombre que hizo el trabajo que debía, aunque lamentablemente los resultados no fueran los anticipados.