Análisis especial por elecciones de Goldman Sachs

Análisis especial por elecciones de Goldman Sachs

Los dominicanos votarán el domingo 16 de mayo en unas elecciones nacionales en las cuales las encuestas sugieren que el ex-presidente Leonel Fernández ganará en la primera ronda. Puesto que su récord y plataforma de campaña son consistentes con la estabilidad macroeconómica, una victoria pacífica, transparente y convincente sería buena para el riesgo del crédito a mediano plazo.

El potencial para las sorpresas surge de los recientes pronunciamientos populistas del presidente titular Hipólito Mejía, que podría erosionar marginalmente el respaldo de Fernádnez, obligando a una segunda vuelta el 30 de junio.

La interrogante clave inmediata de los resultados de las elecciones será las implicaciones para llenar la brecha financiera del gobierno de US$100 millones que ha permitido que el espectro de un incumplimiento soberano en 2004 siga rondando. Vemos una victoria de Fernández como una posibilidad de cierre de la brecha financiera sin una reestructuraciòn de los bonos soberanos, porque la posibilidad de más estabilidad por delante propicia la mejor opción para atraer nuevos recursos.

[b]Encuestas[/b]

Las encuestas favorecen al ex-presidente Leonel Fernández e indican una victoria decisiva con 54% de los votos, muy por encima del 27% del presidente Mejía y 14 % para Eduardo Estrella, Fernández tiene particularmente un alto respaldo entre los jóvenes (68%), relativamente bien entre los de buena posición (63%) y las mujeres (59%), pero aún entre los más pobres encuestados ha recibido 53%. Ningún candidato desde 1978, cuando se restablecieron las elecciones, ha recibido apoyo por encima del 50% en las encuestas, creen analistas locales cree que el resultado de las elecciones resulte en una de las más aseguradas en la historia democrática del país.

Mientras tanto, Mejía ha tenido una ganancia de 13% después de una reducción en la disensión interna de su partido y una sustancial intensificación de las promesas populistas como las de un aumento de salarios de 30% en el sector público, pago de atrasos en los pagos a los suplidores internos, tierras gratis y títulos de propiedad para electores indecisos, y financiamiento en términos blandos para todos, desde pequeños negocios hasta motocicletas.

La implicación principal de este descenso modesto en el respaldo, parece tener más que ver con cuán tranquila resulte , más que con cuándo será. Mientras que un alza exitosa del la campaña del presidente Mejìa pudiera socavar el 50% de los votos necesarios para ganar limpiamente, las simulaciones de una segunda vuelta indican que Fernández aún ganaría por 63% a 30%. Sin embargo, unas elecciones prolongadas, particularmente cuando uno de cada dos dominicanos cree que habrá fraude en las elecciones, pudiera desatar la inestabilidad y la violencia, aportando más ruidos a los precios de los bonos.

Políticas

Estas elecciones son significativas para la política económica y lso precios de los bonos dada la importancia de las diferencias relativas entre los dos candidatos principales. El hecho de que los dos candidatos más importantes hayan tenido fallas como presidente ofrece una oportunidad poco común para juzgar sus respectivas respuestas al poder.

A Leonel Fernández se le considera un candidato favorable al mercado gracias a su historial durante su administración que incluye disciplina fiscal, baja inflaciòn, privatización, y apertura al mercado. Sus reformas no fueron acogidas de manera uniforme, particularmente la privatizaciòn de la distribución de la electricidad- pero su administración está asociada a con PIB promedio de 8% del crecimiento del PIB real. El Programa de Gobierno 2004-2008 de Fernández es similar a las políticas que persiguió en el cargo y difícil de distinguir de las políticas básicas incluidas en el actual programa del FMI. Sin embargo, Fernández ha expresado una fuerte preferencia por impuestos más bajos y busca mantener la disciplina fiscal por la vía de controles al gasto público, que dice, ha crecido de manera irresponsable.

El presidente Mejía ha mostrado una respuesta consistentemente populista y estatista a los problemas económicos, incluyendo el rescate bancario y la renacionalización de dos compañías d distribución de electricidad.

Ha expresado sus compromisos con el libre comercio, el programa del FMI, y la austeridad fiscal, pero también de manera consistente ha buscado consolidar el apoyo interno mediante promesas de financiamiento, la negativa a reducir la nómina del sector público, y apoyo a los controles de precios. No hay dudas de que Mejía ha enfrentado un contexto económico más difícil que Fernández, con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en una economía que depende del turismo y la realización de un extenso fraude bancario en Baninter, que probablemente haya empezado mucho antes de su administración. Más aún, Mejía fue el primer presidente que emitió bonos globales, abriendo así al país a una mayor vulnerabilidad con los mercados globales de capital. Sin embargo, la naturaleza muy política de las respuestas a crisis en gran medida económicas ha empeorado igualmente las secuelas de la economía.

Congreso

Una consideración de gran importancia a tener en cuenta es la representación totalmente inclinada de la Legislatura dominicana. El PLD de Fernández solo tiene un senado y 42 diputados, mientras que el PRD de Mejía tiene 29 senadores y 72 diputados, el mayor partido en un Congreso que tiene 150 asientos. Como los puestos del Congreso se someten a elecciones cada cuatro años, pero no en años de elecciones presidenciales, el contexto que vemos ahora es el Congreso que enfrentará el próximo presidente. Fernández insiste en que si gana, esto no será un problema para su gobierno, y en verdad, tuvo un solo senador y 12 diputados la última vez que gobernó. No obstante. Dada la significativa importancia de las reformas, esto será una preocupación para la administración de Fernández.

Reestructuración de la deuda soberana

Sobre el tema específico de la reestructuración, ha habido mucho ruido sobre lo que cada candidato hará. En las últimas semanas, hemos visto a la administración de Mejía buscando activamente evitar la reestructuración de los bonos soberanos tratando de localizar nuevos recursos en el sector privado para llenar la brecha financiera que queda. Así, en la práctica, tenemos pruebas de que la administración de Mejìa también ha dado una serie de pasos que han conducido directamente al país a una situación donde la reestructuración es una posibilidad que incluye: 1) el rescate bancario por un valor igual al 20% del PIB; 2) la renacionalización de las compañías de electricidad; y 3) la política fiscal algo menos que austera de los últimos años.

Irónicamente, con Fernández, la retórica consistente ha sido más en apoyo de la renegociación de la deuda externa y ha llevado a la confusión sustancial en relación con lo que él hará. Para aclarar, en un discurso reciente en la Cámara Americana de Comercio, dijo que evitaría la peor de las variantes que es la cesación e los pagos, acelerando los esfuerzos por renegociar la deuda y extender sus términos. Pensamos que el equipo de Fernández no se ha decidido por la reestructuración y es más probable que busque políticas que hagan cualquier reestructuración que pueda ser necesaria menos significativa para los tenedores de bonos.

Consecuencias para el pago de la deuda externa en 2004

Una vez que se conozcan los resultados de las elecciones, todos los ojos regresarán al tema del corto plazo más inmediato de llenar la brecha financiera del sector público. De US$100 millones para 2004. Llenar esta brecha es necesario para evitar un incumplimiento en 2004, no solo para cumplir con el principio de comparabilidad de tratamiento del Club de París. El resultado de las elecciones pudiera tener algún peso en cuán fácilmente se resolverá este problema en dos aspectos.

Primero, la suposición de que la brecha financieras remanente es de US$100 millones se predica en la relativa estabilidad en la balanza de pagos y en cifras redondas 3% del ajuste al PIB en el balance fiscal. Una victoria de Mejía pudiera desatar nuevas fugas de capital, por temores de una continua inestabilidad en los retornos de la administración económica. Al mismo tiempo, ese resultado pudiera resultar un incentivo más para que Mejía sea cuidadoso con la política fiscal, ya que estaría heredando cualquier caos económico que se crearía. Una victoria de Fernández pudiera tener un efecto contrario: bueno para los influjos de capital, pero malo en que pudiera reducir el incentivo para una cuidadosa política fiscal de la administración coja de Mejía.

Segundo, suponiendo que no haya cambios en la suposición que subyace en el volumen de la brecha financiera, el gobierno está considerando cuatro opciones para localizar US$100 millones: 1) nuevos préstamos del sector privado 2) reestructuración de la deuda bilateral que no es del Club de París 3) reestructuración de la deuda (no bonos) del sector privado, y 4) reestructuración de la deuda en bonos. Vemos las opciones 2 y 3 con pocas promesas, , puesto que queda poco remanente de deuda por pagar a ambos grupos de acreedores en 2004 y partes de esos créditos son inelegibles para su reestructuración. Esto deja encontrar nuevos recursos en el sector privado como la única opción real para llenar la brecha financiera que no implica reestructurar la deuda en bonos. En conclusión, creemos que una victoria de Fernández que tiene una probabilidad más alta de generar confianza interna y estabilidad económica, tiene una mejor posibilidad de atraer los recursos necesarios del sector privado.

Conclusión

Los resultados de las elecciones parece probable que favorezcan a Leonel Fernández. Sin embargo, un aumento en el respaldo a Mejía pudiera extender el proceso electoral, introduciendo incertidumbre para que el liderazgo político avance. Suponiendo que esto no ocurra, nuestro caso base sigue siendo que Fernández va a ganar. Aumentando la confianza interna y mejorando las posibilidades de que la estabilidad económica avance. En el corto plazo, las mayores expectativas de estabilidad que pudieran acompañar la victoria de Fernández deberían ayudar a la Secretaría Técnica a cerrar la brecha financiera con nuevos recursos del sector privado, evitando así la reestructuración de los bonos soberanos. En el plazo intermedio, una administración de Fernández todavía tendría trabajo sustancial en mejorar las cuentas fiscales, fortaleciendo el sector de la electricidad, y mejorando la supervisión en el sistema bancario antes de que se tenga confianza en que la reestructuración se puede evitar.

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