Análisis gratuito de un ignorante financiero

Análisis gratuito de un ignorante financiero

HECTOR MINAYA
Ya he confesado varias veces que a pesar de haber ido a una escuela, son muchas las ocasiones que me es imposible balancear mi famélica cuenta de cheques y casi siempre confío plenamente en la institución bancaria; borro la cantidad que según mis cálculos debía tener como saldo, escribo la suma que el banco determina y calladito comienzo un nuevo mes. De modo que es un atrevimiento de mi parte tratar de definir el confuso estado económico que atraviesa nuestro país, máxime cuando recientemente se firmó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con miras a superar el problema.

Los cráneos financieros nos disparan diariamente términos técnicos que nuestros pobres cerebros proletarios no alcanzan a digerir ni mucho menos a comprender.

Algunos días nos amenazan que se avecina una recesión (el diccionario nos dice que es la fase del ciclo económico subsiguiente al auge, que se materializa al empezar a apreciarse síntomas de declive en los principales indicadores de la actividad económica).

Si ustedes entienden esto son unos brujos, pues yo me siento más cómodo cuando en puro cristiano me dicen: «Hermano, la cosa se está poniendo mala».

Después otros sabios aseguran que estamos sufriendo una depresión, que según los tratados sobre economía política es un período de baja económica, como quiebra de negocios, desempleo, caída de precios y salarios, que sigue a una crisis; lo cual traducido a nuestro idioma vernacular significa: «Compadre, ya estamos pasando lo malo, no se me desanime que esta vaina se compone».

Y para rematar, esos mismos eruditos determinan que todo es a causa de una inflación esporádica debido a la subida sin control de precios y al aumento desmesurado del papel moneda; en cuanto a los precios lo entendemos y lo sufrimos pero el incremento de feria será en los bolsillos de los demás, pues los míos siguen desinflados, no obstante, que la prima del dólar está estabilizada en los 29 pesos por cada dólar.

¿Cómo diablos vamos a entender esas expresiones indicadoras de una mala situación económica nacional, cuando el Gobierno no puede ocultarnos que está gastando millones de pesos en una nómina super abultada?

¿Recesión?, ¿Depresión?, ¿Inflación? Invito a aquellos que pregonan esas situaciones que se den un paseito por el mundo de los espectáculos y comprueben lo errado de sus teorías.

Los cines al módico precio de RD$130.00, la bolsita de «pop corn» a RD$70.00, el refresco más barato cuesta RD$40.00 y una barrita de chocolate RD$70.00; multipliquen eso por una familia de cuatro y las peliculita sale costando más de mil pesos.

Si esa misma familia va a un partido de béisbol al estadio Quisqueya o al baloncesto al Palacio de los Deportes y se come cada uno un pedazo de pizza o un criollo perro caliente con un refresco, tiene que llevar una mayor cantidad que al cine, ni pensar en cervecita, la última vez que fui al estadio en la pasada temporada me convertí en alcohólico anónimo cuando me pidieron RD$85.00 por una «fría» nacional y además de la dificultad comprar los boletos cuando es un juego entre Licey y Aguilas. Gracias a Dios que esa situación va a superarse con la construcción de «Beisbolandia».

¿Vamos a bailar? Para pagar la entrada, el estacionamiento, la propina para que le den una buena mesa y el servicio de una simple botella de ron, tiene que conseguir antes una segunda hipoteca de la casa.

¿De qué mala situación me hablan cuando sin parpadear buscamos financiamientos de cerca de 400 millones de dólares y disponemos de centenares de millones de pesos como contrapartida para la construcción de un metro?

Y para qué me alargo… ustedes saben de memoria lo que gastan y no quiero dañarles el día. Cuenten bien lo que tienen escondido debajo del colchón, asalten las alcancía de los hijos, llamen a las tarjetas para aumentar su línea de crédito, olvídense de la recesión, aprovechen la inflación y verán que tendrán que seguir gastando. Ahí si de verdad comienza la depresión del padre cuando llegue el mísero saldo del banco y el astronómico balance de sus tarjetitas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas