Análisis: Republicanos deben reparar la economía

Análisis: Republicanos deben reparar la economía

WASHINGTON. En las elecciones que acaban de finalizar, las propuestas concretas brillaron por su ausencia, pero la economía fue el tema principal, los republicanos contendieron contra el presidente Barack Obama y los demócratas contra los multimillonarios hermanos Koch.

Por lo tanto, la nueva mayoría republicana que domina el Congreso tiene un mandato para mejorar la economía, pero no un consenso nacional sobre la manera de lograrlo. Al mismo tiempo, las disminuidas minorías demócratas en las cámaras buscan llegar mejor a la gente.

Como si estuviera todavía en campaña, la organización demócrata American Bridge el viernes atacó a los republicanos Charles y David Koch, cuyas organizaciones gastaron incontables millones de dólares en la elección de candidatos republicanos.

“No sólo están dispuestos a volcar fondos infinitos para distorsionar nuestra democracia, sino que a su vez, los legisladores republicanos deben devolver favores a los Koch, cuyos planes se realizarán a expensas de las familias trabajadoras y la salubridad del ambiente”, dijo el grupo. Otros demócratas dijeron que no era el mensaje adecuado.

Democracy Corps, que apoya a los demócratas, dijo que el resultado de las elecciones se debió en parte a que “el presidente no supo transmitir un mensaje económico y una visión adecuada a la dura situación económica reinante”.

De ser así, no se puede culpar de lo mismo a los republicanos. Cuando las cifras del gobierno revelaron el viernes que la economía había creado 200.000 empleos por noveno mes consecutivo, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, dijo que era una “buena noticia”, pero se apresuró a enfocarse en la desilusión generalizada que tanto benefició a su partido en los comicios.

“Los sueldos permanecen iguales mientras aumentan los costos, lo cual aprieta a las familias de clase media y coloca el sueño americano más lejos de su alcance”, dijo. “Nosotros escuchamos y las prioridades de los estadounidenses seguirán siendo nuestras prioridades”.

Las encuestas de boca de urna responden algunas preguntas a la vez que formulan otras acerca del enorme triunfo republicano. Enormes mayorías de votantes blancos votaron por los republicanos, sobre todo en el sur. Los demócratas se vieron perjudicados por la habitual abstención en las elecciones de mitad de mandato de los negros, los jóvenes y otros que llevaron a Obama a la Casa Blanca.

Las mismas encuestas ponen de relieve la profunda insatisfacción de la gente con la situación y con Obama.

Casi dos tercios de los votantes dijeron que el país sigue el rumbo equivocado y apoyaron a los republicanos por un margen de 82% a 17%. Un tercio dijo que votaba en oposición al presidente. También favorecieron a los republicanos los votantes mayores de 65 años, por un margen de 57 a 41.

Sin embargo, aparte de la economía, en muchos asuntos las posiciones de los votantes no coinciden con las de los legisladores derechistas que acaban de elegir. Más de la mitad de los votantes dijeron que los inmigrantes en situación irregular en Estados Unidos deben tener la oportunidad de permanecer, no ser deportados, si tienen empleo.

Esa posición es rechazada por la mayoría de los legisladores republicanos que asumirán en enero. Casi la mitad de los votantes dijeron en encuestas de boca de urna que están a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, más de la mitad dijeron que el aborto debería ser legal en todos o casi todos los casos y mucho más de la mitad dijeron que el cambio climático es un problema grave.

Ese mismo electorado instaló mayorías contrarias al aborto y probablemente contrarias al matrimonio gay en las dos cámaras y eligió a muchos candidatos que se negaron a pronunciarse sobre el cambio climático durante la campaña. Alrededor del 46% de los votantes dijeron que la ley de seguro de salud de Obama era correcta o que no avanzaba lo suficiente, contra el 49% que dijo que se excedía.

No puede hablarse aquí de un mandato abrumador para que los republicanos reanuden sus esfuerzos para derogarla, como exige el movimiento conservador Tea Party como botín de la victoria. Tampoco está claro que quiere el electorado para la economía.

Cuatro estados que se inclinaron por los republicanos —Alaska, Arkansas, Nebraska y Dakota del Sur— aprobaron aumentos del salario mínimo al tiempo que eligieron conservadores al Senado. En la cámara alta éstos se sumarán a un bloque respaldado por empresarios que argumenta que elevar el piso salarial es la mejor manera de eliminar empleos.

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