Analistas calificadora  Moody’s dicen se les presionaba

Analistas calificadora  Moody’s dicen se les presionaba

NUEVA YORK.  Agencias.  Ex analistas de Moody’s dijeron haber sentido presión de sus jefes, obsesionados con la participación de mercado, para asignar calificaciones bondadosas a productos de deuda riesgosos antes de la crisis financiera global, según un testimonio publicado ayer.

Pero el actual presidente ejecutivo de la agencia calificadora defendió el modelo de negocio y dijo que ellos no pueden evitar que un instrumento se venda en el mercado.

Tres ex funcionarios de Moody’s Corp describieron un ambiente de intimidación y temor en su trabajo en los comentarios elevados a la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera, que sostiene una audiencia en Nueva York.

Ayer  se presentaba el presidente ejecutivo de Moody’s, Raymond McDaniel, y el legendario inversionista Warren Buffett.

Buffett, cuya empresa Berkshire Hathaway Inc es uno de los inversionistas más grandes en Moody’s, no proveyó un anticipo del testimonio escrito.

Nombrada por el Congreso para descubrir las causas que llevaron a la crisis financiera del 2008, la comisión está investigando a las agencias de calificaciones y cómo los inversionistas las usan.

Se espera que emitan sus conclusiones sobre qué provocó la crisis el 15 de diciembre. En sus comentarios preparados, el ex vicepresidente de la ex unidad de derivados de la firma, Mark Froeba, dijo que la compulsión de la gerencia por ampliar la participación de mercado dejaba en claro que los banqueros de inversión efectivamente controlaban a los analistas.

Dijo que los banqueros empujaban a los analistas a otorgar altas calificaciones para deuda que no lo merecía. «Esencialmente, usaron la intimidación para crear una población dócil de analistas temerosos de enojar a los banqueros de inversión y listos para cooperar», dijo Froeba, quien dejó Moody’s en  2007 después de trabajar allí por 10 años.

Defensa

El actual jefe de Moody’s, McDaniel, defendió el modelo de negocios en el que los emisores pagan por ser calificados, un esquema que según los críticos consideran una receta para notas sesgadas.

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