San Diego. California. Las fronteras son espacios en donde se trafica y negocia con todo: sexo, seres humanos y drogas; esa realidad afecta a Estados Unidos, México,  el Caribe, y a la República Dominicana.

Es que la globalización, al aumentar la oferta de movilidad y los movimientos migratorios, expone a los individuos a nuevas epidemias y pandemias, como el sida. Esta situación fue analizada por expertos en problemas migratorios, representantes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el periodista Jon Cohén, corresponsal para la revista Science. Cohén ha recorrido el mundo cubriendo la pandemia.

En las ciudades dominicanas vinculadas a los polos turísticos como Boca Chica y Puerto Plata se registra también desde hace años un aumento vertiginoso de la prostitución y del sida.

Los inmigrantes tienen mayor potencial para la transmisión del sida,  ya que son considerados una población puente.

Las mujeres.   La educadora Mirka Negroni, y el doctor Omar Sued, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), reconocen que la mujer migrante tiene mayor vulnerabilidad hasta biológica para contraer la enfermedad. Son víctimas de abuso sexual, o muchas veces se sacrifican para tener sexo con los que guardan la frontera, mientras sus colegas cruzan al otro lado.

El periodista Cohén asegura que ha visto en todo el mundo cómo la epidemia se  feminiza, lo que va acompañado de discriminación y estigma. En toda la región, la mujer sigue teniendo dificultad para negociar que el hombre se coloque un condón antes de tener relaciones sexuales y se ha cambiado el perfil sexual del hombre.

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Las fronteras

 Los migrantes se convierten en presa fácil de las redes organizadas en las fronteras, dijo Mirka Negroni, una educadora que lleva años de investigación en las diferentes fronteras de México y Estados Unidos. Los inmigrantes que pasan la frontera se enfrentan con la imperiosa necesidad de hacer trabajos sexuales a cambio de mejores pagos, son presas de las deportaciones y contratos temporales.