POR LEONORA RAMÍREZ S.
El politólogo Pedro Catrain y el sociólogo José Antinoe Fiallo  coincidieron en que la falta de continuidad del Estado y el clientelismo político son los principales factores que inciden en el abandono de importantes infraestructuras públicas. Catrain además expresó que los gobiernos utilizan ese tipo de inversión para financiar las actividades políticas.

El politólogo analizó la investigación realizada por  Participación Ciudadana sobre las obras públicas inconclusas.

La investigación estableció que en 44 años distintos gobiernos dejaron abandonadas 1,132 obras con una inversión de alrededor de RD$25,000 millones.

De su lado, Fiallo destacó que las  obras construidas por los gobiernos se convierten en una fuente de acumulación de empresas corporativas, y que cuando hay un cambio de partido en el poder se dejan abandonas.

«Los diferentes gobiernos han utilizado la inversión pública como una fuente de financiamiento para las  actividades políticas, hay que recordar que el expresidente Joaquín Balaguer instituyó los famosos varones de la construcción, que los usaba para autofinanciar su quehacer político», expuso Fiallo.

«Pero eso también ocurrió en los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD),  y en el primer gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ocurrió lo mismo, y este período continúa esa práctica de utilizar el patrimonio del Estado como si fuese una fuente particular para el enriquecimiento y el clientelismo político».

En el Inventario Nacional de Construcciones Públicas Paralizadas en el período 1960-agosto 2004, Participación Ciudadana estableció que se dejaron sin construir 296 escuelas, 77 acueductos, 416 proyectos para carreteras y puentes,   33 centros de salud, la mayoría iniciados en el mandato del expresidente Hipólito Mejía.

Consultado sobre la aparente apatía de la ciudadanía frente a esa realidad, Catrain manifestó que en el país existe la noción de que el poder es ilimitado, por lo que habría que desarrollar un fuerte control de la sociedad sobre el Estado.

«Estamos en una sociedad sumamente frágil, la sociedad civil apenas existe para algún tipo de denuncia, y está representada parcialmente por las instituciones que tienen más recursos y más capacidad de intervenir en los medios de comunicación».

En ese sentido, consideró que existen pocas probabilidades de que se registren cambios de actitudes en la clase política,  para ponerle fin al abandono de las inversiones públicas, porque la misma está carcomida, es corrupta e incapaz y su único norte es el beneficio de los intereses particulares.

EMPRESAS PUBLICAS

Fiallo manifestó que para terminar con esa cadena de abandonos oficiales sería conveniente crear empresas estatales que planifiquen las construcciones públicas, e igualmente eviten que se favorezcan  los sectores cercanos a los partidos políticos.

«Hay que impedir que las construcciones del Estado sigan siendo fuente de acumulación de empresas corporativas, porque ahí es que radica todo el problema, pues cuando llega un gobierno nuevo trae de la mano sus intereses corporativos, entonces las obras anteriores que se iniciaron para beneficiar a determinadas comunidades se dejan abandonadas».

Ese cambio debe producirse en el funcionamiento global del Estado, no solamente en el Poder Ejecutivo, porque también el Congreso Nacional y los municipios intervienen en el levantamiento de infraestructuras.

«Hay una relación estrecha entre los grupos de poder porque son  los que están metidos en la lógica de financiamiento de las campañas políticas, si eso no se ve en esa perspectiva seguirá ocurriendo lo mismo, hay que eliminar esos conductos que se crean cada dos o cuatro años».

En términos del rechazo social a esa dinámica del quehacer político Fiallo es más optimista que Catrain, pues plantea que ha llegado el momento en el que la sociedad dominicana se plantean transformaciones que no tienen que ver con los acuerdos de aposento del sistema.

«La gente lo está verbalizando y se va a llegar a concretizar de forma muy variada, incluso con manifestaciones muy importantes de resistencia social que se verán quizás en los próximos tres o cuatro años», destacó.