Anatomía de un milagro

Anatomía de un milagro

“El milagro mira a la ilusión y le recuerda a la mente que no es real, que lo que  vemos es falso”. UCDM

Dentro de pocos días ya será diciembre, un tiempo de perdón, reconciliación, milagro, amor y paz. Sin embargo, muchas personas viven este tiempo de un modo difícil, doloroso y conflictivo.

Detrás de todos los enredos emocionales encontramos al ego, la parte de la psique que nos mantiene creyendo en la ilusión de que somos distintos a los demás. Quien se preocupa demasiado por cómo le ven los otros, se desconecta del corazón y pierde la posibilidad de manifestar milagros.

El ego actúa cerrando el corazón al amor. De ese modo, justifica el ataque. La meta de una persona dominada por su ego es ganar, al precio que cueste. El ego nos mantiene en una vibración baja, en la que la  empatía, generosidad, comprensión, solidaridad, compasión, simpatía, benevolencia y amor no pueden expresarse.

El reconocido escritor Wayne Dyer dijo que las claves para neutralizar al ego son: no sentirnos ofendidos y liberarnos de la necesidad de ganar, tener razón, ser superior, tener más, identificarnos con los logros y con la fama.

Usualmente, pensamos en el milagro como el producto de la acción de Dios, cambiando el orden natural de las cosas. Para un curso de milagros esto no es así. El milagro sólo es el resultado de la desaparición del ego. Al eliminar la falsa percepción del mundo que el ego presenta como verdad, logramos quitarnos el peso de la culpa que nos genera el habernos separado de la creación.

El milagro es un retorno a la inocencia, que es el estado natural del niño. Diciembre es un mes que nos invita a limpiar el corazón, para que el niño-dios pueda renacer en nosotros. El niño en su estado natural disfruta inmensamente la época navideña. Generalmente, en este tiempo tiene permisos para hacer lo que le gusta sin las restricciones ordinarias.

Puede comer gran variedad de dulces, dormir fuera de horarios, visitar parientes, disfrutar sus juguetes, y en ocasiones, estrenar ropas, ver estrenos de películas o realizar algún viaje. ¿Cómo no regocijarse en un mes tan fantástico? En su obra “el Principito” Antoine Saint Exupéry dice que todos los niños saben lo que buscan.

En realidad un milagro es una corrección. No crea, ni cambia nada. El milagro enmienda, ¡no crea! Lo que hace es arreglar la valoración equivocada de quien el ego nos hizo creer que éramos. UCDM nos dice que somos inocentes y no necesitamos hacer nada para ser lo que ya somos. El milagro ocurre cuando dejamos de atacar nuestra inocencia.

Un milagro es una expresión de amor. Al amarnos con la pureza e inocencia del niño que nos habita, logramos recuperar la cordura: ¡nada nos limita! El milagro es la expresión de la verdad de nuestro ser: vivimos lo que creemos.

En la última lección de la Rueda de Prosperidad, hago alusión al milagro de Eliseo que aparece en II Reyes 4:1-8:Una mujer, que había sido esposa de uno de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo que su marido había muerto. El prestamista había llegado para llevarse a sus dos hijos como esclavos.

Eliseo le preguntó qué tenía en su casa y ella le dijo que no tenía nada salvo una vasija de aceite. El profeta la envió a buscar prestadas vasijas de todos sus vecinos. Le pidió que las llevara a su casa junto a sus hijos y echará aceite en ellas. Cuando una vasija se llenará debía ponerla aparte.

Cuando la mujer llenó todas las vasijas le pidió a un hijo suyo que le buscara más, pero el hijo le respondió que ya no habían. En ese momento el aceite dejó de correr.

Vamos a contextualizar esta historia. Durante el tiempo que siguió a la muerte del rey Salomón, y a la división de Israel en dos reinos, hubo un período de indiferencia general, especialmente en el Reino del Norte.

Se cuenta que fue una época de apostasía,en la que se desafíaba la autoridad.La gente que mantuvo su fe en Dios se reunía a estudiar para mantener vivo el conocimiento. A estos grupos de estudio se les llamó compañías de profetas. Tanto Elías como su sucesor Eliseo estaban relacionados con estos grupos.

En la historia, un hombre que había servido a Dios y pertenecía a una compañía de profetas, acababa de morir. Su tiempo en el grupo había limitado sus ingresos y al morir no solo no dejó ninguna herencia, sino que dejó deudas, que su familia debía honrar. Si no pagaban las deudas, ellos pasarían a la esclavitud por contrato, que en esos días, era una forma legal para repagar.

En ese entonces no existían trabajos para las mujeres, si la viuda no tenía hombres en la casa estaba condenada a morir de hambre. Eliseo no denunció a los acreedores, por el contrario, mandó a la viuda a ¡pagar la deuda!

En la Rueda de Prosperidad, vemos que las deudas se relacionan con rencores que albergamos en nuestro corazón. Quién no ha perdonado los errores (a otro o a sí mismo) vive endeudado.Por eso Eliseo le dijo a la viuda que debía pagar las deudas.

Romanos 13:8 dice: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”. ¿Puedes ver la relación entre deuda y amor?

La historia dice que la viuda no tenía nada sino una vasija (en hebreo se refiere a un frasco pequeño) de aceite (Tradicionalmente, el aceite ha sido usado para simbolizar el Espíritu Santo). Lo maravilloso es que el milagro surge a partir de lo que ella ya tiene.Corintios 8:12 dice: “Porque si primero hay la voluntad dispuesta, se acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene”.

La viuda tenía que juntar primero las vasijas, y verter el aceite que ya tenía. Cuántas vasijas buscaría y a quién las pediría se relacionaba con la medida de su fe en el poder de Dios para suplirla. Adicionalmente, tenía que poner a raya a su ego, ya que sabiendo la situación que ella tenía, posiblemente sus vecinos la cuestionarían o se burlarían de su solicitud.

UCDM dice que el hecho de ver carencia en el mundo es un signo de que no conocemos a Dios, ni al amor que siente por sus hijos. Es la evidencia de que no recordamos quienes somos.

La necesidad y el dolor que vemos en el mundo son las proyecciones de nuestros propios pensamientos de ataque. Si no tuviéramos pensamientos de ataque no podríamos ver un mundo que nos amenaza.El propósito de las dificultades que vivimos es la evidencia de la locura del ego, que busca confirmar que sus fantasías son reales.

Dios podía dar más, pero la cantidad de aceite fue limitada por la mujer que dijo no había dónde buscar más vasijas. Esta es la razón por la que Mateo 13:12 dice: “Porque a cualquiera que tiene, se le dará y tendrá más, pero al que no tiene aún lo que tiene le será quitado”.

Nosotros podemos ser como la viuda que se había separado de su fuente de provisión, corrigió su error y manifestó un milagro. Las energías de diciembre pueden ser infierno o gloria, según lo que elijas. Puedes dejar que lo exterior te lleve de un lado a otro, hasta que quedes agotado, o puedes crear desde tu interior una hermosa realidad, para ti mismo y para el mundo que habitas.

¿Qué decides?