Anciana asesinada en San Carlos vivía rodeada de afecto y respeto de vecinos

Anciana asesinada en San Carlos vivía rodeada de afecto y respeto de vecinos

Thelma Soto de Adrover, la mujer de 88 años que murió probablemente ahorcada en su casa de San Carlos, era muy querida por todo el vecindario.

Cuando fue encontrada muerta, con signos de estrangulación, amordazada y atada de pies y manos y con un golpe en la cabeza, sus vecinos no podían creer que la mujer amable con todo el mundo pudiera tener un final tan trágico.

Yacía con una bata de dormir a los pies de la cama donde dormía. Era el lecho de su hijo muerto hace siete años, producto de una enfermedad. Silfrank Adrover, entonces de 47 años, murió en el año 1996.

La anciana era llamada por la mayoría de sus vecinos como “mamá”, daba la bendición a sus criadas y a los hijos de estas los consideraba sus nietos. Era tan querida en el vecindario, que nadie, absolutamente nadie, se imaginaba, que la señora Soto haya sido víctima de semejante atrocidad.

Al momento en que fue encontrado el cuerpo de la señora, en un cuarto contiguo a la terraza de la casa ubicada en la calle Imbert #43, de San Carlos, fue encontrada una prótesis dental, que, dijo Carlos Tolentino, ella nunca se quitaba.

Además, sospecha la familia, que hubo algún tipo de forcejeo que se inició en ese cuarto, que era la habitación principal, debido a que uno de los barrotes del espaldar de la cama estaba roto.

El forcejeo habría terminado en el cuarto de su hijo donde fue encontrada muerta la anciana.

Los candados de las puertas delanteras y traseras estaban abiertos, por lo que se presume fueron utilizadas las mismas llaves de la casa. Pero, es considerado por sus criadas Jaqueline Meléndez y Cecilia Durán como algo insólito, porque coinciden en que «ella nunca soltaba esas llaves», con lo que era, además, cuidadosamente celosa.

[b]LA VECINA[/b]

La muerte de la señora Soto fue descubierta por una vecina, que no quiso dar su nombre por razones de seguridad. Siempre la llamaba para compartir el café de la mañana o el pan del desayuno. Cuando vio que nadie contestaba, además de llamar a los números de emergencia 911, avisó a su nieto, Kaysel Adrover, de 28 años, quien reside en Nueva York, Estados Unidos.

«Cuando la vecina me llamó para decirme que mi abuela podría estar muerta en la casa, nunca pensé que había sido atacada. Todavía no creo, ni concibo, que ella, una mujer tan buena que daba agua y comida a todos los que venían a esta casa, que todos querían, haya muerto de esta manera», dijo Adrover, un joven blanco, con pelo negro.

Sus lágrimas estuvieron a punto de salir cuando hablaba del trato de su abuela para con los demás y de lo bien que se sentía acogido por ella. «No puedo entender cómo una persona puede hacer algo así, en contra de una anciana», expresó.

Su padre murió hace siete años. Tenía una oficina en la misma casa, contiguo a la cual se encontraba su habitación y un gavetero, cuyas cajas estaban finamente organizadas y conservadas.

[b]¿ROBO?[/b]

Es por ello, que según Carlos Tolentino, un miembro de la familia, dijo que la Policía habría descartado la posibilidad de que la muerte de la señora Soto de Adrover haya sido por causa de un robo.

Sin embargo, la anciana había salido al banco el sábado pasado, desde donde retiró RD$1,000, que luego de lo sucedido no han encontrado el dinero en ninguna parte. «Pero al ver que todas las gavetas estaban organizadas igual como ella las tenía, dudamos que el móvil haya sido el robo».

Además del madre del joven Adrover, la señora Soto era madre de Victoria Adrover, de 52 años, quien padece de retrasos mentales y había criado a tres hijos más, Iván Adrover, Enid y Gloria Adrover, todos mayores de 40 años. El primero había muerto, también, seis meses después de la muerte de Silfrank, en el mismo año 1996.

La mayoría de sus familiares viven en los Estados Unidos, a quienes esperan sepultarla hoy en el cementerio de Cristo Rey, a las 10:00 de la mañana. Sus restos están siendo velados en la funeraria La Altagracia, en la avenida Bolívar.

[b]LAS CRIADAS[/b]

Jaqueline Meléndez, de 34 años, y Cecilia Durán, de 52, eran criadas de la señora Soto de Adrover. Se encontraban en la casa, como si se tratara de familiares.

Meléndez dijo que había estado en la casa de la anciana hasta enero de este año, durante diez años y cuando ella no sabía de Durán, le llamaba telefónicamente para conocer sobre su vida y su salud.

«Yo tuve mi hijo, que tiene doce años, y él tiene una foto de ella (Soto de Adrover) de quien dice es su abuela», afirmó Meléndez.

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