Ancianidad… ¿Ansia-nidad?

Ancianidad… ¿Ansia-nidad?

Píndaro está de pasadía con un grupo de amigos en el Parque Colón, admirando la Catedral Primada de América.

“¡Hey, Píndaro!… ¿Cómo andas?”… le digo. “¡Te veo dicharachero y más cómodo que el caray! … ¿Te quieres quedar con tus amigos para ti sólo?”

Nooooooo, amigo Herminio. Para que no vengas con celos, te los presento… Este es Thimo –que vino de Punta Cana-… Marcos -nos lo prestaron desde Casa de Campo-… y, estos son Carlos José y Félix… que llegaron desde Santiago para esta chercha.

¡Epa!… ¡qué maravilla! ¡Si son amigos de Píndaro, también son mis amigos!

Y nos dice: “Como estamos en Cuaresma, hemos decidido enfrentar una verdad que casi todos, en nuestra juventud, queremos ignorar: la ancianidad”.

Y, Thimo exclama: “Ya en el 1900 decía Picasso, ‘cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida’, y, digo yo… los que hemos subido al Pico Duarte ya de mayores, nos damos cuenta de que las fuerzas disminuyen, pero también que la vista es más amplia, la mirada es más libre y estamos más cerca de Dios que cuando éramos más jóvenes. Entonces… miramos hacia atrás y nos damos cuenta de los tantos que no llegaron a donde estamos”.

“¡Diantre, Thimo!” –le dice Píndaro-… “¡qué duro entraste!… Fíjate, siempre he pensado que ‘Ancianidad’ es punto de partida para decirnos “Ansias de Nido”…

Pasándose las manos por su caballera, Carlos José interviene y, nos dice: “Tal parece que quisiera decirse ‘ansía mi edad’… o ‘ansia ni da’… la verdad, es que la ancianidad es el milagro y el regalo de la vida, para tomarse un descanso en el tren de alta velocidad que la sociedad moderna pretende llevarnos. Al menos, eso debería ser. Es la misma sociedad la que se ha beneficiado y ha cosechado el esfuerzo y la entrega de quienes ya ‘tienen sus años’, la que los relega a un enésimo plano, el plano del olvido, el ostracismo, la marginalidad… Ser anciano hoy día es casi un castigo, plagado de desconsideraciones y de olvido deliberado”…

“Bueno” –dice Herminio-… casi siempre a los mayores de edad se les recuerda, despectivamente, como ‘ancianos’, ‘seniles’, ‘viejos’, ‘un estorbo’. Algunos pocos se refieren a ellos como ‘una generación de Tercera Edad’. Lo triste es que, aunque estas expresiones tienen el propósito de esquivar los prejuicios y la discriminación, algunos de ellos no pueden evitar expresar el desprecio”.

Con una calma que le zumba al mango y ni se entera, Marcos levanta la cabeza y nos dice: “En nuestra cultura no acostumbramos a pensar en que nos vamos a poner viejos, y olvidamos que la tradición de que los jóvenes se encargan de los envejecientes ha desaparecido. Prepararnos financieramente es un proceso largo… esto comienza cuando estamos en nuestros 20’s, sobretodo ahora que las expectativas de vida son cada vez mayores. Si esperamos vivir hasta los 80, y nuestra etapa de plena capacidad productiva se termina a los 65, el consejo es ahorrar el 25% de lo que se gana”.

“Aguanten un poco ah텔 -dice Félix- …“yo quiero hablar de mis padres… mi padre, a sus 89 años, es uno de los hombres más jóvenes que conozco; buena salud, buen ánimo, excelente razonamiento, gran alegría y amor para todos.  Sigue conduciendo su sabroso Skoda Felicia mecánico el cual, si yo lo manejo, salgo con dolor en los brazos…. A raíz de la segunda operación de rodillas a mi madre, que la ha mantenido bastante adolorida, disminuida y postrada casi siempre en una mecedora, yo le resaltaba su tremendo espíritu de combate y valentía, y de cómo ella seguía con ese buen ánimo a sus 85 años… me dijo algo muy simple:  ‘lo que pasa, mi hijo, es que yo no me concentro en lo que no puedo hacer, sino en lo que todavía puedo hacer’… ¡Una gran lección!

Píndaro mete de nuevo la cuchara, y nos dice: “¿Nunca oyeron ustedes la experiencia del pasado sunami del Japón?… Luego de ser arrasados por una pila grandísima de agua, los japoneses jóvenes dijeron que, hasta ese evento, ellos solo pensaban en el futuro pero que, dada la cuantiosa pérdida material, había llegado el momento de escuchar a sus ancianos porque ellos siempre pensaban en su pasado y, este conocimiento, les ayudaría a reconstruir su futuro…”.

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