Por BEN SHPIGEL
Del NY Times
PORT ST. LUCIE, Fla. — Los compañeros de Anderson Hernández abrieron los ojos cuando lo vieron llegar al estadio, y no fue porque pensaron que había perdido el autobús. Ya no había rastros del afro que Hernández se había dejado crecer, reemplazado por un pelo más corto y redefinido.

“¿Y tu pelo?”, le preguntaron a Hernández. “Es una mejoría”, dijo Xavier Nady con una sonrisa.

Su pelo esta creciendo demasiado, dijo Hernández. Y además, necesitaba verse con clase para el día inaugural.

“Para Pedro, está bien”, dijo Hernández, refiriéndose al corte de pelo de Pedro Martínez. “Pero para mi, en mi primer año, no puedo verme así. Quiero dar una buena impresión”.

Que Hernández abrirá en segunda base y bateará de octavo el día inaugural contra los Nacionales en el Shea Stadium es el secreto peor guardado en estos días.

Todavía no se lo han hecho, pero si el envío de Jeff Keppinger a las menores dice algo, entonces quedarse con el resto de los regulares mientras algunos compañeros y jugadores de las menores viajaron dos horas a Lake Buena Vista para un juego contra los Bravos ciertamente aclaró dudas. La batalla por la segunda base, originalmente considerada la más abierta en el campo, pronto se convirtió en una competencia para que sobreviviera el más apto.

Keppinger perdió tiempo con espasmos. Bret Boone se retiró y Kaz Matsui comenzó la primavera de 9-0 y luego se lastimó un ligamento.

Hernández, de 23 años, ha impresionado a los ejecutivos de los Mets por su alcanza, energía y consistencia como bateador.

Se fue de 18-1 al ser subido en septiembre de la temporada pasada, y está bateando .268 esta primavera y demostrando más paciencia.

Versión (Dionisio Soldevila Brea). –