El bolero pedía al reloj que no marcase las horas, y parece haberle hecho caso a la actriz Andie McDowell. El inexorable paso del tiempo ha sido especialmente bondadoso con la estadounidense, nacida en 1958, que confiesa: “No tienes por qué ser joven para ser sexy”.

Convertida en imagen de la casa de belleza L’Oréal desde hace casi 30 años, McDowell habló en una entrevista con Efe de su carrera, de su “pacto con el diablo”, de su última película “Magic Mike XXL” y de la gran pasión de su vida, sus hijos.

“Lo que me gustó –de “Magic Mike XXL”- es que salen mujeres que no son delgadas y que aparecen muy atractivas. Creo que hay muchas mujeres ahí fuera que lo apreciarán. La imagen que se da de las mujeres con curvas es muy sexy, así que eso gustará a quienes no son delgadas”, considera.

McDowell es consciente de la importancia del cine a la hora de proyectar tipos de mujer. Por eso, cree que con películas que varían el canon de belleza se consigue empoderar a todo tipo de mujeres. Para la actriz, “Magic Mike XXL” es una película de risa sobre strippers, pero más allá de eso, si uno se fija en la imagen que proyecta de las mujeres, tiene mucha más fuerza.

“Mi personaje ya tiene una edad, pero me hacen aparecer como una mujer muy sexy. No tienes por qué ser joven para ser sexy”, dice una de las consideradas como reinas de la belleza en Hollywood.

“Hollywood está cambiando”

McDowell agradece a la industria, y en particular a L’Oréal, el haber potenciado a una serie de iconos de mayor edad, que demuestran que los años no impiden estar atractivas, como Jane Fonda o Diane Keaton. “Hollywood está cambiando lentamente, pero eso es importante, porque define culturalmente qué aceptamos y lo que no. Mucho de eso viene de las películas”, agrega convencida.

La estadounidense, muy conocida por sus papeles en filmes como “Cuatro bodas y un funeral”, tiene reservado dentro de su corazón un lugar especial para Cannes y su Festival de Cine, donde fue lanzada al estrellato gracias al éxito de “Sexo, mentiras y cintas de vídeo”, de Steven Soderbergh, en 1989.