Andrés Reyes, un maestro querido

Andrés Reyes, un maestro querido

Medio siglo de su vida lo ha dedicado a una de las profesiones que más influye en el desarrollo de una nación: la educación. Con el cúmulo de experiencias que ha obtenido a través de su noble labor, desde hace tres años Andrés Reyes es secretario de Estado de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Seescyt).

Para tratar aspectos relacionados con su experiencia y su visión sobre la educación del país, nos recibió en su despacho, localizado en el quinto piso del edificio del Instituto de Recursos Hidráulicos, ubicado en La Feria. Luego del saludo formal, sus primeras palabras que pronunció al iniciar esta entrevista fue que nació en el Guayabo de Altamira, Puerto Plata, donde compartió su infancia con sus padres y 10 hermanos.

Expresó que su madre, modista de profesión y su padre, quien trabajaba en el ferrocarril, siempre estuvieron interesados en que sus hijos fueran educados en las aulas hasta ser profesionales. Comentó que la formación en su hogar fue muy estricta propia de la época , y la agradece, porque reconoce que le ayudó a ser disciplinado, cualidad que afirmó es determinante para un profesor.

Andrés Reyes recordó que estudiaba mucho para aprender las clases que les enseñaban sus maestros, de ahí que al pasar a sexto grado, al cursar las pruebas nacionales, que en aquel entonces eran impartidas en sexto y octavo, sólo promovieron cinco estudiantes de los 39 matriculados. “Cuatro compañeros pasaron sus exámenes en completivo, por eso en séptimo y octavo éramos nueve y yo obtuve la mejor nota. Eso me permitió que con un octavo grado, antes de cumplir 18 años me nombraran maestro de emergencia en La Descubierta, Altamira”. “Me enviaron a una comunidad donde no había escuela, y encontré 85 personas que no sabían leer ni escribir, muchos de ellos más adultos que yo. Empecé a dar clase en la galería y la sala de una casa. Poco tiempo después, conseguimos la casa de unas personas que se mudaron a Puerto Plata y la convertimos en escuela. Nosotros hicimos los pupitres y la pizarra”.

Sonrió al decir: “Recuerdo que les impartía clase con el libro Yo aprendo a leer, de Aurora Tavarez Belliard, logrando buenos resultados, pues de febrero a julio, cuando una comisión fue a examinar, los estudiantes se dieron cuenta de que había alfabetizado 67, de los 85, y eso no es que los demás no sabían, sino que no estaban tan adelantados”.

Esa labor le permitió conseguir una beca para estudiar educación en la escuela normal. “Viajé a Santiago, donde había más de 700 aspirantes de todo el Cibao y 50 becas disponibles. Yo fui uno de los 50 elegidos. Allá cursé mis estudios obteniendo el título de maestro normal rural”.

Continua su relato diciendo que su carrera fue en ascenso, pues además de ser maestro, lo nombraron director de educación rural, después pasó a la zona urbana, donde fue ocupando un riguroso escalafón de cargos, entre ellos director general y subsecretario de Educación, Bellas Artes y Cultos, hasta ocupar en 1981 el cargo de Secretario. Sin duda, estas responsabilidades les fueron designadas por su preparación, pues cuando tenía 27 años de ejercicio magisterial, ya se había graduado de licenciado en Ciencias de la Educación, mención Pedagogía. En 1967, obtuvo el título de administración de programas de Educación Rural en Venezuela.

Andrés Reyes destacó que en sus años de estudiante, no se imaginó que ocuparía tantos puestos, no obstante indicó que cuando veía discriminación e injusticia le decía a los profesores “cuando yo sea secretario acabaré con esas injusticias. Al ocupar esa posición inicié unificando la asamblea que se le hacía por separado a los maestros urbanos y rurales. En 1969, los maestros rurales ganaban RD$ 90.00 trabajando mañana y tarde, mientras los urbanos cobraban por tanda. Por eso cuando fui sub secretario administrativo logré que las tandas se les pagara a RD$ 110.00. Esto permitió que a los maestros se les pague sueldos uniforme, haciendo más fácil el escalafón magisterial”.

Un legado para la educación dominicana

Tan pronto le hicimos referencia a sus 50 años en el magisterio su rostro no pudo ocultar la alegría. No es para menos, pues estos días, semanas y meses convertido en años siempre han tenido una meta fija: fomentar y contribuir con la educación de su país.

En tal sentido, aseguró que la mayor satisfacción que tiene de sus años de ejercicio son los resultados positivos obtenidos. “Siempre fui muy exigente en los lugares donde trabajé, y con mis ex alumnos, ahora cuando los encuentro desempeñándose como buenos profesionales me dan las gracias por mis enseñanzas, y por la disciplina que le puse a sus vidas”.

“Muchos de ellos están en altos puestos del Gobierno o en el sector privado, siendo directores, orientadores, decanos, secretarios de Estado. Me enorgullece saber que tienen una conducta adecuada en la sociedad, que no se han dejado envolver por los vicios, todo lo contrario, son portadores de valores”.

Orgulloso de ver los buenos frutos de sus ex alumnos

El 13 de agosto de 2001, el Poder Ejecutivo promulgó la Ley 139 01 que crea la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Seescyt), en lugar del Consejo Nacional de Educación Superior con las funciones de orientar, supervisar, disciplinar, asesorar, acompañar a las universidades en pro de obtener una educación de excelencia que genere los recursos humanos con perfiles adecuados para el desarrollo sostenible del país. “Esta misión la he desempeñado con un sentido de colaboración y consenso con los rectores de las universidades e instituciones de educación superior, pues nos hemos propuesto adecuar la educación a los tiempos, porque queremos que nuestros profesionales puedan desempeñarse con éxito en el país y en el extranjero”. “Los logros alcanzados en estos tres años son grandes, y se evidencia en que la matricula universitaria ha aumentado en un 48%. En 45 instituciones, de las cuales 35 son universidades tenemos 328.000 bachilleres que desean culminar sus carreras e integrarse al sistema productivo de la nación”.

En ese sentido, precisó que las carreras más demandas son educación, contabilidad, mercadeo, administración, informática, administración hotelera. “El hecho de que estas profesiones tengan tanta acogida beneficiará al país, porque con recursos humanos preparados puede venir mayor inversión extranjera, pueden ejercer de forma particular, y al mismo tiempo cambiar los componentes de los emigrantes. “Por ejemplo, una enfermera que sabe inglés puede viajar a Estados Unidos, y ganar dólares que se convierten en remesas para el país”.

Visión sobre la educación

Su percepción sobre la educación siempre ha sido que ésta debe responder a transformar las mentes de los individuos, y al mismo tiempo fomentarles los valores esenciales para su formación humana y profesional. “La educación en la época en que estuve en las aulas era más concentrada, con parámetros más precisos, con una disciplina y ordenamiento que el egresado podía salir con mejor formación. “Sin embargo, en estos tiempos es necesario adecuar las modalidades a las nuevas tecnologías. A mi entender, el trabajo del maestro ahora tiene varias vertientes, primero tener la capacidad de convertir las informaciones existentes en conocimientos y transmitirlos a sus estudiantes con más facilidad. Es una tarea difícil, pero debemos lograr que la educación sea más utilitaria, es decir, que le sirva al individuo para vivir y desenvolverse. “Por eso soy partidario de la educación técnica, tanto a nivel media como superior”.

Al poner un ejemplo de ello dijo: “Lo ideal es que quien cursa un quinto grado en el campo sepa cultivar hortalizas que le produzcan dinero para su sustento. Eso es lo que debe hacer la educación, no enseñar tantas teorías, sino conocimientos más prácticos”.

Manifestó que uno de lo factores que han incido de manera desfavorable en la educación es la descontinuidad de los gobiernos. “Nosotros siempre hemos tenido buenos programas, pero en los cambios de gobiernos se dejan de hacer lo bueno que hizo el anterior, perdiéndose así, los valores y los contenidos de esa educación, además de esas fallas vienen por falta de una planificación sistemática que se maneje por procesos en cada nivel y en cada grado, a fin de que se evite la enseñanza mozaica, en la que hoy se enseña una cosa y mañana otra”.

Andrés Reyes expresó que también los maestros deben tener una supervisión adecuada que evite esas fallas a fin de que los bachilleres egresen con mayor preparación para tener más éxito en las universidades. También los estudiantes deben tener presente que en la preparación está su futuro.

“Afortunadamente vamos caminado con pasos firmes, un indicativo de ello es el Plan Decenal que entró en vigencia en 1992, y hace dos años fue reiniciado hasta el 2012. Con la creación de esta Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología se completa lo que es la articulación vertical del sistema educativo dominicano, ya que en coordinación con la Secretaría de Educación ayudamos a los estudiantes a tener más éxito en la carrera que elijan”, sostuvo el educador.

Reconoció que en la educación pública y privada se está haciendo un gran esfuerzo, tanto en los niveles de básica, media y universitaria para que la educación dominicana tenga la excelencia académica, el rigor científico para obtener resultados eficientes.

Logros de la Secretaria de Estudios Superiores

Andrés Reyes afirmó que algunos de logros obtenidos en estos tres son: Aportar los recursos y los conocimientos adecuados para que de las universidades egresen profesionales con conocimientos actualizados. También han implantado el programa “profesor conectado”, a través del que los instructores reciben entrenamientos de nuevas tecnologías y modalidades de enseñanzas, que redundan en estudiantes más capacitados. Así como el “estudiante conectado”, que le permite hacer un aula más proactiva en la construcción del conocimiento.

También les dan subvención a las universidades, es decir, de esta Secretaría sale la partida presupuestaría asignada a cada academia de estudios superiores.

Perfil

Nació el 16 de noviembre de 1934. Sus padres son Rafael Reyes y Julia Rodríguez de Reyes. Su esposa es Edelmira Raposo y sus: Hilda Altagracia, Rafael Andrés, Miguel Andrés, Carmen Julia, José Joaquín, Dorka Elizabeth, Gloria Esther y Samuel.

A corazón abierto

Un libro. La Biblia

Objetos. Un higüerito para tomar agua

Un pintor. Diego Velázquez, del país Guillo Pérez y Yoryi Morel.

Un aroma. El cedro

Un sabor. Las frutas

Una comida. El sancocho

Detesta. La mentira y el engaño

Un color. Azul.

Una canción. “Por amor”, de Rafael Solano.

Una hora. Las 5:00 a.m., porque me despierto para iniciar con Dios mi jornada diaria.

Un consejo. “Todos debemos luchar para vivir en un país de paz, donde reine el entendimiento colectivo”. “También es importante que busquemos a Dios”.

Un país. “Conozco 36 países, pero ninguno como República Dominicana”.

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