En la historia del Caribe durante el siglo XIX el anexionismo es una constante
Fue un proceso la Separación de Haití el 27 de febrero de 1844. Para crearnos como Estado independiente del control político externo, se necesitó que coincidieran, por un lado, pensamientos e ideas de Juan Pablo Duarte y del grupo de personas que organizó alrededor de La Trinitaria, el primer movimiento político-patriótico de Santo Domingo, la Filantrópica y la Dramática, y, por otro lado, situaciones coyunturales que motivaron a conservadores locales y liberales de Haití.
Disparó el nacionalismo de dominicanos la insistencia de Boyer de que la población contribuyera con el pago de la deuda de Haití con Francia, la imposición del francés como idioma oficial, la inmigración de negros a Santo Domingo y la prolongada recesión económica que provocó quiebras y aumento de la pobreza.
En Haití provoca que liberales se rebelen contra Boyer en 1843.
Lograda la Independencia surge la diferencia de propósitos. Mientras Duarte y los Trinitarios lucharon por la soberanía fiscal, cultural, lingüística y política, Pedro Santana y demás conservadores para que una potencia se hiciera cargo de nosotros.
Había un precedente. José Núñez de Cáceres creó el “Estado Independiente del Haití Español” el 1ro. de diciembre de 1821, pero para aliarse a la Gran Colombia. El nuevo Estado duró solo tres meses, hasta que Boyer invadió Santo Domingo para unificar la isla el 9 de febrero de 1822.
En la historia de países y territorios del Caribe durante el siglo XIX el anexionismo es una constante. Por razones de espacio me refiero solo a Cuba y Puerto Rico, aspiraron a la independencia de España para anexarse a Estados Unidos.
En Cuba, mientras intelectuales y sectores medios educados de la generación de 1892 soñaban con la “identidad criolla”, los dueños de plantaciones azucareras (sacarocracia) que temían a negros y mulatos libres por ser población mayoritaria, defendían la dependencia de España y la anexión a Estados Confederados, siguiendo el ejemplo de Texas.
Su interés era preservar la esclavitud como institución, cuando Inglaterra había suspendido la trata negrera, Francia la había abolido y ambas potencias presionaban a España para que hiciera lo mismo.
Pidiendo al poder en Washington que Cuba fuera anexada a Estados Unidos, la historia nos cuenta el triste papel de Estrada Palma, presidente de la República en Armas desde 1876 y fundador del Partido Revolucionario Cubano, y de Carlos Manuel de Céspedes, también presidente de la República.
En Puerto Rico, aunque era bajo el porcentaje de población negra, entre 5% y 10% de los habitantes, dueños de plantaciones azucareras temían a la insurrección de esclavos y a que una repentina abolición de la esclavitud los descapitalizara.
No extraña que, en momentos cruciales de la Guerra Hispano-Norteamericana en 1898, anexionistas cubanos y puertorriqueños coincidieran favoreciendo a Estados Unidos en lugar de España.
En Puerto Rico permanecen las consecuencias, de un Gobierno autónomo bajo la bandera de España, pasaron a un Gobierno militar y civil desde 1900 dirigido por estadounidenses.
Gobiernos que crearon las condiciones para la La Ley Jones de 1917, que les dio participación en la legislatura y otras agencias gubernamentales, y les otorgó la ciudadanía de Estados Unidos para desde entonces ser estadounidenses, a lo que nunca han querido renunciar ni siquiera con mayoría simple para ser dueños de su destino.