Angel Andrés González, un valiente capitán que guía el barco de su familia

Angel Andrés González, un valiente capitán que guía el barco de su familia

Desde que Dios le dio el privilegio de ser padre, Angel Andrés González asumió su papel con mucha responsabilidad. Y aún sabiendo que la crianza de los hijos no era tarea fácil, este hombre decidió levantar el ancla y navegar en el barco de su vida, junto a su familia. Su objetivo: llevar a sus hijos a “tierra firme”, donde cada uno pudiera encaminarse hacia su destino, haciendo lo que más placer le produjera.
Angel Andrés es un apasionado del mundo náutico y propietario de Auto Marina, una tienda dedicada a suplir los equipos necesarios para realizar todo tipo de actividades acuáticas.
A juzgar por su situación actual, a este incansable ser humano la vida lo ha premiado. Según cuenta, es un hombre afortunado porque puede mezclar sus dos pasiones: su familia y su trabajo.
“La actividad que desarrollo se presta mucho a que mis hijos se incorporen a este hobby, porque más que un trabajo es eso, un hobby”.
Y es que Angel Andrés nació en el mar. Recuerda como en su natal Samaná compartía con los pescadores, de quienes aprendió a dar sus primeros pasos en el mundo de la navegación, actividad que luego se convirtió en su vida. “Ahí fue creciendo mi entusiasmo hacia la náutica. Hice mis estudios reglamentarios de universidad, pero luego decidí abandonar mi profesión para dedicarme a lo que realmente me gustaba, la náutica”, cuenta González.
Es agrimensor de profesión. Dice que estudió porque en ese momento había que hacerlo.
Auto Marina es un negocio familiar, que tiene ya unos 36 años y en el que cada miembro de la familia ha sabido aportar sus conocimientos para el beneficio del mismo. Luego de tener su familia, sus hijos se han incorporado a su trabajo.
María Adela, arquitecta, apoya a la empresa en materia de publicidad; Jean Carlo, es gerente general de todas las tiendas (Santo Domingo, La Romana y Boca Chica) y Guillermo, encargado de ventas y servicios. Andrea María y Gía María todavía están en el colegio, pero en sus tiempos libres también ayudan en el negocio.
“Pero los fines de semana, mi familia es la mejor tripulación que hay. Nos acompañan a navegar”, dice.
A esta actividad también se suma su esposa, Gina Peña, con quien lleva 19 años de casado.
Relación padre e hijos. Con el mismo entusiasmo con que habla sobre el mar, así o mayores son sus emociones cuando se expresa sobre cualquiera de sus hijos. Y es que al cuestionarlo sobre el significado de estos en su vida, un nudo en su garganta impidió que contestara de inmediato. Pero luego de calmarse, con voz entrecortada solo se limitó a decir, que son “todo”.
Mientras que su esposa lo define como “una mamá gallina”. “Él es feliz y siempre disfruta estar con sus hijos. Tenerlos cerca y saber que están todos ahí, le da una seguridad y una alegría que no se compara con nada. Cada uno de sus hijos también siente ese deseo de estar con él, de compartir cada momento que se pueda: siempre sacan ese paréntesis para estar juntos”, asegura Gina.
Todo indica que el esfuerzo que Angel Andrés ha hecho por sus hijos, ha valido la pena. Solo basta con escucharlos hablar de él.
Para María Adela, su padre ha sido un héroe en muchos momentos. “Ha sido un papá de mano dura y creo que por eso estamos donde estamos; a veces creemos que es injusto, sin embargo la vida le ha dado la razón. Él nos dejó elegir lo que queríamos, tengo mi propia compañía, me ha apoyado, he salido adelante y creo que mucho tiene que ver con la educación que recibí”, asegura.
“Él nos dice que luchemos por lo que queramos, que nuestro trabajo no sea trabajo, sino un hobby, algo que disfrutemos, no como algo que te pese”, añade la joven arquitecta.
Gía María, la menor, ve a su padre como un hombre trabajador y que “se dedica a que cada día seamos más felices”.
Andrea María, en cambio, lo describe como el capitán de su vida y lo admira por poner pasión en todo lo que hace.
Jean Carlo opina que “como padre, es ejemplar. Es único y estoy agradecido por insistir y darme la educación que me ha dado”.
De todos sus hijos, solo Guillermo no expresó sus sentimientos hacia su padre. Su timidez solo lo dejó decir: “Sin comentarios”.
En el mar la vida es más sabrosa. Esta es una frase que al parecer Angel Andrés adaptó a su vida. Es ahí donde encuentra todo lo que su familia no le da. “El mar es mi complemento, no imagino mi vida fuera de este”, expresa.

De esta pasión surgió su trabajo, al que no ve como tal. “Cuando me levanto, vengo a mi trabajo y es como si saliera a la terraza de mi casa a tomarme un café”.
“Hay muchas actividades similares que podrían ofrecer los beneficios de ser mejor remunerado, pero yo creo que la remuneración económica no lo es todo en la vida. Yo he sido remunerado con un negocio que me gusta, que me da los rendimientos suficientes y que llena mi ego, pero sobretodo, que me ayuda a mantener mi familia unida y cerca de mi”, explica González.

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