Angel Barriuso – Hatuey es como una cédula de identidad

Angel Barriuso – Hatuey es como una cédula de identidad

La facción que domina hoy al PRD apareció como una plataforma electoral para los comicios del año 2000, y lo hizo, como otros proyectos, para sumar adeptos al candidato Hipólito Mejía dentro y fuera de su partido, siguiendo normas tradicionales, porque en el PRD no ha habido una maquinaria tan moderna como «avanzada electoral», la cual condujo a Salvador Jorge Blanco al Palacio Nacional, en 1986.

La «avanzada electoral» terminó su misión cuando Jorge Blanco asumió la presidencia de la República, pero antes y durante su gobierno se habló del grupo Jorge Blanco, en el cual figuraba Hatuey Decamps. Fue un grupo que tuvo de frente al extinto Jacobo Majluta quien, atrincherado en la presidencia del Senado, reunió en torno suyo a ex funcionarios y seguidores del desaparecido Antonio Guzmán Fernández.

Ignoro el papel desempeñado por Hipólito Mejía en ese período, porque el exsecretario de Agricultura se habría retirado a desarrollar actividades privadas, olvidándose de la política hasta el momento en que Peña Gómez decide presentarlo como senador por Santiago y convertirlo luego en su compañero de boleta con la fórmula «café con leche», cuando en 1990 Majluta presentó su candidatura por el PRI, fundado con dirigentes del PRD y simpatizantes de Jacobo.

El PPH se reagrupa a los pocos días de iniciarse la gestión de Mejía, y para tal fin se argumentó que el Poder Ejecutivo debía mantener al equipo que lo llevó al poder para defenderse de cualquier eventual crisis en la relación partido-gobierno, momento desde el cual se hizo evidente que el PPH estaba organizándose como una fuerza dentro de su partido para competir con las ya existentes, lo cual provocó la reacción inmediata de Ortiz Bosch, Fello Suberví y Hatuey Decamps.

Desde los años ochenta, el PRD venía comportándose como una federación de grupos, con la mediación de Peña Gómez, sustituido luego por Decamps.

Hatuey no estaba en el gobierno de Mejía, y pudo darse el lujo de desafiar al PPH por reactivarse en contra de los intereses de un partido que comenzó a desconfiar de tal iniciativa, en vista de que la permanencia del PPH -según la lectura- buscaba la reelección de Mejía por las buenas o por las malas, y por las buenas parecía imposible debido a que la Constitución la prohibía.

)Por qué fracasa Hatuey Decamps en su intento de reivindicar principios antirreeleccionistas en el PRD?

El primer error de Hatuey ha sido equivocarse en su tiempo electoral. Y dada su condición de presidente de un partido tan conflictivo, yerra el tiro al lanzarse como precandidato. Probablemente, el sector Hatuey entiende que si no participa como precandidato se expone a quedar marginado por los acontecimientos y, en consecuencia, pierde fuerza y poder de decisión.

Muerto Peña Gómez, la mediación política quedaba en manos de Hatuey Decamps, a quien puede atribuírsele el mérito de mantener la capacidad competitiva del PRD. Cuando desapareció su líder carismático y popular nadie pudo suplantarlo en las relaciones primarias con los sectores populares, acción que trata de lograr Hipólito Mejía, pero como sumatoria de votos, jamás en la acumulación de fuerzas sociales para una plataforma política.

En el PRD se ha apostado a la no reelección presidencial, como expresión de su antigua lucha antibalaguerista y, posteriormente, para mantener la armonía de intereses entre los grupos que lo sostienen. Cuando Peña Gómez decidió organizar el Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS) reafirmó el principio de la antirreelección para mantener el equilibrio entre los grupos o de las «tendencias» que pujaban por el control del PRD, a los fines de que todo aspirante presidencial tuviera la oportunidad de presentar su candidatura.

Peña Gómez trataba, mediante prácticas salomónicas, y otras veces arbitrarias, de salvar al PRD. Tras su muerte, quien logra reactivar al partido y evitar su fracaso es Hatuey Decamps, de lo cual no tengo la menor duda.

Sin embargo, en momentos cruciales ha perdido la perspectiva de su liderazgo, anteponiendo sus aspiraciones presidenciales a su condición de mediador en un partido de «figuras presidenciales» que asisten a una convención sin mediaciones o sin árbitro, perdiéndose en los hechos su condición de líder.

)Es Hatuey Decamps merecedor del trato recibido en su partido?

Legalmente, el PRD está en manos de la facción de Hipólito Mejía. Una resolución de la JCE validó la convención patrocinada por el PPH, en la cual participó los grupos de Fello Suberví y de Ortiz Bosch, incluyendo a Enmanuel Esquea Guerrero. La JCE jamás reconoció la convención de Hatuey Decamps, de manera que el PRD, dominado por una alianza de grupos, encabezados por el PPH, golpea a un sector minoritario que encabeza Hatuey Decamps, y se aferra a una revisión del papel desempeñado por Decamps en los pasados comicios. No domino los estatutos del PRD, pero lo más sano era un juicio disciplinario para enjuiciar la conducta asumida por el grupo de Hatuey.

No se hizo, y es obvio que se actuó con mala fe y sin la más mínima intención de que se produjera una reconciliación o de poner en práctica cualquier reglamento, evidenciándose que, siendo el PRD una federación de grupos, se ha producido una alianza de fuerzas para quitar del camino, en fecha definitiva, a un hombre de reconocidas cualidades y con las condiciones de mediar, sin tapujos, entre la sociedad civil, el partido y el poder.

Hatuey es conciliador, y al eliminarlo, el PRD y sus facciones dominantes se prepara para declararle la guerra al gobierno que se inaugura el próximo 16 de agosto, sólo que no han logrado medir las consecuencias de sus pasos.

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