ÁNGEL HACHÉ en Bellas Artes

ÁNGEL HACHÉ  en Bellas Artes

La apertura de la retrospectiva de Ángel Haché se ha destacado por una asistencia extraordinaria y una acogida entusiasta. Si bien es cierto que la presencia del ministro de Cultura, doctor Pedro Vergés, amigo del artista desde los años de estudios en España, ha sido una circunstancia muy importante, la personalidad de Ángel Haché, tan querido y recordado, ha motivado también el público. Ciertamente no hay, en el caudal de la creación dominicana, alguien tan especial y totalizante como este artista que ha sumado el dibujo, la pintura, el teatro, el cine, la televisión, la enseñanza, siempre con el mismo compromiso que no admitía fallas.

Otro factor de excepción ha sido y es Elsa Núñez, la magistral pintora y atesorada compañera de vida de Ángel Haché, que ha contribuido a la generosidad de esta exposición, aportando obras y testimonios. Fue una pareja prodigiosa por el amor y la colaboración mutua. Los meses que han transcurrido desde una pérdida cruel, Elsa los ha dedicado a la memoria de Ángel.
La exposición. Cuando de un artista se trata, no hay nada mejor que mostrar, con sus obras, que él sigue vivo y que la partida incrementa aun la perennidad de su talento.
Esta exposición nos demuestra, con más de cien obras, sin contar la parte de objetos testimoniales, que Ángel es un maestro polifacético de la imagen, que él se distinguió no solamente por la muy alta calidad de su dibujo, sino también de su pintura, que de hecho supo enlazar lo puramente visual con otras expresiones artísticas.
Las dos plantas de la Galería Nacional de Bellas Artes, totalmente utilizadas, apenas bastan… es una exposición de dimensión internacional, que permanecerá abierta más de dos meses. La museografía se nota metódica y clara, de acuerdo a las categorías expuestas, colocando en el centro un módulo circular con retratos de Elsa por Ángel. Textos explicativos permiten una apreciación mayor para quienes los quieran leer…
Han sido incluidos – según se estila en los museos – documentos, con los innumerables diplomas, las fotografías, los increíbles álbumes y cuadernos que él llenaba, los trofeos, las máscaras… hasta su inconfundible sombrero. Son dos salas pequeñas de visita imprescindible.
El título de la exposición puede sorprender: “Aquí estoy”. Pero… le pertenece a Ángel Haché, siendo el primer verso de uno de sus poemas. ¡Él cultivó también la poesía! “Aquí estoy” tiene más elocuencia y fuerza que un anodino “obras escogidas”.
Temas y categorías. Aunque Ángel Haché hace buena pintura, el dibujo lo identifica como artista visual.
A través de una escritura espacial y esencial, proyecta el dinamismo del ser humano profundo, de interioridades y pensamientos, tanto como la representación meticulosa de motivos externos, perfectamente dominada y de realismo insuperable. Casi siempre, ha adoptado la definición de una obra única sobre papel.
Percibimos aquí una carga sensible y sensual, una magia de la delineación. El esmerado oficio y rigor que transmite su mano, es insustituible, sobre todo para expresar la condición humana y la sublimación espiritual. Lápiz, carboncillo, tinta, acuarela son los medios utilizados. Enfaticemos la acuarela, tan poco practicada en el arte dominicano: Ángel Haché “acuarela” excelentemente los retratos de Elsa Núñez.
Dibujos sobresalientes son los treinta del “Homenaje al cine en blanco y negro”, cedidos al Museo de Arte Moderno y ahora colocados en el Salón de la Rotonda. La diversificación comprobada –desde close-up hasta escena de grupo– en el tratamiento de los protagonistas, existe en todos los rasgos y recursos de la imagen. Ángel Haché no ilustra sistemáticamente la obra o el sello de un director, él los utiliza y “maneja” dentro de su propia definición creativa.
De hecho, es historia del gran cine… y cada interpretación de la película –recordando la técnica de la foto fija– invita a la investigación. El dibujante Ángel Haché aborda diferentes temas y medios, de enfoque ligero como “en las nubes”, de referencia cultural impactante en “Los cantantes con Ángel”, de connotación mística en sus efigies religiosas, de contenido variado en ilustraciones. Si el espacio falta para el comentario de cada tema, ¡una visita suplirá con creces cualquier información!
Hacia la pintura. En técnicas mixtas, que acentúan collage y pintura, nos impresionan las catorce “Figuras de cartón” (otrora quince), visualizadas a partir de un poema que Ángel escribió en 1965. Desde este período histórico de la lucha dominicana, la escritura poética gestó el discurso plástico. Versos/imágenes transmiten el sacrificio y la muerte de héroes anónimos, la valentía y la fragilidad de los justos, finalmente el renacer de esperanzas.
La conmoción anímica del artista liberó magistralmente las energías pictóricas, desgarradoras y desgarradas. Muy interesante, resulta la presentación en una vitrina de algunos bocetos de esta serie, la más contemporánea en el arte de Ángel Haché.
Disfrutamos la habilidad del dibujante Ángel Haché en la figuración y las configuraciones dentro del espacio. En la pintura/pintura, descubrimos signos de identificación distintos: riqueza de una paleta, diversidad de las gamas de colores y tonalidades, variaciones de la materia.
En el “Canto a la naturaleza”, esta alcanza densidad y espesor, sugiriendo estructuras minerales, profundidades acuáticas, penetrando en las entrañas de la tierra, o la textura se aligera, cuasi transparente, evocando formaciones coralinas y floraciones encendidas.
De un cuadro a otro, Ángel Haché, obviamente fascinado, viaja por los reinos de la naturaleza, su realidad y su fantasía. La flora y la fauna se encuentran, se mezclan, se transforman. El hombre está ausente: ¡merecida ausencia por su papel destructor!
“Aquí estoy” reafirma la potencia de un artista absoluto, de los años 60 hasta el 2015.

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