Angel R. Veras Aybar – Cartas al director

Angel R. Veras Aybar – Cartas al director

[b]Señor director:[/b]

En el año 1997 el Consejo Nacional de la Magistratura procedió a la selección de los 16 jueces que integran a la Suprema Corte de Justicia, de esa forma se iniciaba una nueva etapa en la administración de justicia en el país.

La sociedad dominicana saludó la escogencia de los magistrados, en el entendido de que la justicia tomara un nuevo curso y ciertamente así fue, los abogados pudimos observar un estilo diferente en la conducción de los asuntos judiciales y administrativos dentro de este poder público. Sobresaliendo entre los elementos nuevos, la agilización de los procesos, mejores atenciones a los abogados y personal afín, casi desaparición de las sentencias prefabricadas, disminución del tráfico de influencia, mejores condiciones en la infraestructura de los tribunales, entre otras cuestiones positivas dentro del régimen de administración de justicia.

No obstante, a lo indicado en el párrafo anterior, en los últimos años han resurgido viejas mañas de jueces, como son: Retraso de procesos, tráfico de influencia y hasta venta de fallos, lo cual ha merecido el procesamiento de estos.

Varios días después de la entrada en acción de la actual Suprema Corte de Justicia, escribí un artículo en el periódico La Nación bajo el título de Tendremos Suprema hasta el 2001, en el mismo saludamos la decisión del Consejo Nacional de la Magistratura de crear un ambiente de armonía en el Poder Judicial, pero al mismo tiempo advertíamos sobe la importancia de tener presente que esos magistrados eran seleccionados por un periodo constitucional de cuatro (4) y no con carácter de vitalicidad como en la actualidad se ha querido interpretar el contenido de los artículos 63 y 67 de la Constitución Dominicana. La información que ofrece el Magistrado Subero Isa en el sentido de que evalúa su posible renuncia al cargo de Juez Presidente de la SCJ trae cierta intranquilidad en el momento en que se produce, pues trata de un período en el cual asuntos de extrema importancia para la institucionalidad del país pueden caer dentro del ámbito de su jurisdicción.

Su renuncia o término del período para el cual fue designado podría darse luego de realizado el proceso electoral en curso, ya que tal decisión ayudaría a evitar que un solo sector tienda a hegemonizar al más alto tribunal del país.

Consideramos que tanto el Magistrado Subero, así como los demás jueces que integran nuestra Suprema Corte de Justicia hace tiempo que debieron acogerse al contenido de los artículos constitucionales que establecen una inamovilidad por cuatro (4) años, pero que no le confiere carácter de vitalicios, sino que la vitalicidad ha consistido en una interpretación acomodaticia de tales normas jurídicas, y tal vez de un texto legal que está en contraposición con la Ley Fundamental de la nación.

En definitiva somos de opinión que la renuncia del Magistrado Jorge Subero Isa sería conveniente en un período posterior a las elecciones, en tanto la misma podría contribuir con la existencia de una justicia que responda más al interés de la colectividad y no al deseo de clanes que se suceden en la conducción del Poder Judicial Dominicano.

Además de que seguimos considerando al igual que en 1997, que esa Suprema Corte fue seleccionada para un período constitucional de cuatro años y no para ser vitalicios.

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