Merkel rompió el silencio y la tradición, diciéndole al mundo occidental que debemos tener “el valor de ser cristianos, saber fomentar el diálogo [con los musulmanes], volver a la iglesia, sumergirse de nuevo en la Biblia”.
En el mundo moderno, es decir, Europa y los Estados Unidos, se ha tenido por tabú el introducir el tema de la religión en asuntos de Estado y de política, está prohibido enfocar lo cotidiano desde lo espiritual, se ha erradicado la religión de las escuelas. Un político o un jefe de Estado jamás asumen una postura religiosa confesional. Debe haber caído como una bomba lo de la canciller alemana, enviando a todo el mundo para la iglesia de Cristo, si es que aspiran a que Europa y el mundo se salven de lo que les viene encima. Porque, según la Merkel, el islamismo no se detendrá jamás, ya que para los islamitas, los occidentales somos infieles, incrédulos y farsantes (no solo para los extremistas). En el Padrino ll, el capo Corleone confiesa su asombro a un obispo italiano, de que también hubiese mafia en los negocios “decentes” de Europa y del Vaticano. “El cristianismo tiene muchos siglos en Europa pero aún no ha llegado al corazón de los europeos”, le replicó el obispo. Mahatma Gandhi, cuando pudo conocer la vida y la doctrina de Cristo, fascinado por ésta, comentó: …Y yo que creía que un cristiano era un individuo con un filete en una mano y una botella de whisky en la otra.
Hace siglos, la iglesia se distanció de intelectuales, cientistas, artistas, y líderes de las revoluciones burguesa y proletaria. Los europeos de hoy no conocen el cristianismo, aunque crean sinceramente que ya lo han superado.
El mundo y occidente han llegado, como predijo Toynbee, a una situación en que todos los pueblos que fueron agredidos, o influenciados culturalmente por los occidentales, les están devolviendo la pelota con sus propias estrategias, tácticas y mañoserías.
La Merkel lo ha dicho muy claro: Los musulmanes no nos tienen respeto alguno, y muchos de ellos, no solo los extremistas, están dispuestos a tomar de nuevo los territorios que ocuparon en el pasado y todo lo que haga falta. Mientras tanto, occidente avanza en la disolución moral y cultural, sin la orientación valórica y normativa adecuada a las nuevas realidades.
Nuestros países han llevado el mundo a situaciones tecnológicas, sociales y políticas extremas, sin el liderazgo, ni la estrategia organizacional e institucional para manejar el pandemónium de la pos-modernidad. Ángela Merkel, (el y la) líder de mayor relevancia en Europa y en el mundo, enrostra a los europeos y los americanos de hoy, haber abandonado los principios y creencias que han dado sustancia y sustento a su civilización. Relajados y desentendidos ahora, tan proclives a la diversión irresponsable, al relajamiento de las buenas costumbres, adictos al consumismo sin límites.
Hay que volver a la iglesia de Cristo, retomar el punto de partida, el software de Cristo, el único programa que asegura la supervivencia de nuestra especie.