Si el libro escrito por Mu Kien Adriana Sang conmueve, el monólogo que escenifica Edilí debe ser tan impresionante que sacudirá los sentimientos hasta hacer brotar las lágrimas. La incansable, acuciosa historiadora es la autora de una obra que no sólo reproduce la pieza protagonizada por la cantante y actriz sino que cuenta los asombrosos detalles de las entrevistas que sostuvo con tanta gente que trató a la mártir, en su infancia de Salcedo, en la universidad, la cárcel, en la pensión universitaria, en sus noviazgos y lecturas, en sus juegos y luchas, en sus dolores y tragedias.
Mu Kien tuvo la confianza de contarme una estremecedora experiencia que le ocurrió cuando escribía el monólogo: se adentró tan profundo en el personaje que una noche la veía pasar, observaba celajes, sentía que la llamaba. Es que la versátil escritora decidió presentar a Minerva desde el más allá, en la cuarta dimensión, escuchó miles de vivencias de sueños con la heroína, estudió esoterismo, consultó metafísica y Minerva fue llevada a escena a los setenta y siete años, en realidad de cuerpo astral, no físico, evaluando su propia vida y el mito en que se ha convertido. La cuarta dimensión es ese estadío en que los seres humanos, convertidos en energía, pueden presenciar, sin intervenir directamente, el mundo material de los vivos, explica Adriana.
Y ese recorrido por la República Dominicana lo hace Edilí convertida en Minerva, cuarenta y cuatro años después del violento y cruel asesinato de la aguerrida revolucionaria junto a su chofer y a sus hermanas, por orden de Trujillo. El próximo viernes cinco de marzo, Minerva regresará desde la nada, caracterizada por Edilí, a la Sala Ravelo del Teatro Nacional, tanto en funciones abiertas al público como en presentaciones especiales para escuelas y colegios.
No sé por qué he vuelto a este mundo y a esta tierra que me obligaron a abandonar. Regreso desde la nada, procedente de donde no existe el día ni la noche ni los minutos ni las horas ni la distancia. ¡He vuelto! ¡Hace tanto tiempo!. Así comienza la espectacular pieza porque Mu Kien no quería hacer una biografía más, y Minerva, sin ser vista ni escuchada, visita a sus viejos amigos, recorre las avenidas de Santo Domingo, acude al campus de la UASD, a la cárcel, va a Ojo de Agua, se extraña de cómo ha cambiado todo y todos y después de recrear lo que fue su existencia y comprobar los cambios ocurridos tras su muerte, concluye en que no puede volver a la vida, que su lugar está en la eternidad, que a pesar de las lágrimas que ha vertido en este viaje por el país, de la impotencia por no ser escuchada, no poder abrazar, besar, conversar, disfrutar de la gente que ama, todo lo que hizo valió la pena, hasta morir, porque con su muerte trajo la libertad.
El libro es cautivador, apasionante. Los testimonios de familiares, amigos, compañeros de Minerva, la muestran en todas sus facetas. Y Mu Kien los escribe en ese lenguaje sencillo, natural, llano, que apasiona a sus lectores. La historia de su incursión en el esoterismo es también impactante. Adultos, niños, escolares, adolescentes, maestros, padres de familia deben leer el libro, ir a ver la magistral producción, tan bien lograda por Edilí que ha sido nominada para los premios Casandra, en tres renglones. En el libro, un doloroso testimonio de doña Dedé, la cuarta heroína de las Mirabal, agita los sentidos: En el hospital alcanzó a ver los cadáveres de sus hermanas y sacó fuerzas de donde no sabe para tomarlos. Pidió a gritos una tijera y cuando se la alcanzaron le cortó la trenza de María Teresa y le quitó los aretes. Los guardó con celo. También atinó a quitar el anillo de graduación de Minerva. Dice que cuando entregó los cadáveres de sus hermanas a su madre le dijo: Aquí están tus hijas, Madre. Luego atinó a decir: Salcedo, aquí también están tus hijas que han muerto por la libertad.