Angela Peña

Angela Peña

Cuando las guitarras comenzaron a rasgarse, las parejas se levantaron de sus asientos como movidas por resortes y la emoción fue grande al escuchar la almibarada voz del intérprete arrancar con ese canto enloquecedor, dulzón, que colmó la pista sin dejar espacio a amplios respiros.

Los cuerpos se movían lúbricos, sensuales, armoniosos, contando compases, meciendo figuras, varones rozando con sus manos el nacimiento de unos rítmicos glúteos o la cimbreante cadenciosa cadera femenina. Hembras febriles de pasión acercando los pechos, recostando rostros, buscando calor de hombre mientras deliraban acompañando con voz eufórica al sentimental, romántico, desafiante, ardiente, vanidoso bachatero.

-¡Qué poema!-, reaccionó con ironía un rígido purista, y un ingenuo fanático de esta pegajosa melodía que se ha apoderado del gusto de las masas asentía orgulloso suponiéndolo miembro de su bando aguardentoso, lacrimógeno.

-¡Oigan qué letra, qué joya musical, cuanta inspiración! ¡Qué armonía! ¡Es un concierto!-, insistía inquieto el sarcástico intolerante, inquiriendo sobre el autor, el título de la incitante pieza que trastornaba con delirio al público.

-Es Coge cuadre, mami. La canta Joe Veras-, le informaron.

-¡Hay que condecorarlo por ese monumento a la música, por tan descomunal homenaje a la poesía, por su iluminación y su arrebato! ¡Dios bendiga ese numen!. Las liras están de pláceme!-, dijo mordaz, abandonando incómodo el salón.

Para molestarlo, amigos de esa parranda interrumpida le enviaron la canción en casette, con su letra, como regalo de Reyes:

“Yo siempre anduve buscando/ a una hembra como tú/ con cuerpo de guitarra, /y más buena que el mangú./ Para salir a pasear, / caminando y abrazao, / que sepa toda la gente, /que tú y yo ‘tamo embullao./ Ay coge cuadre, mami, mami, / Que sufran los envidiosos/ Ay coge cuadre, mi amor, /Que se fijan de nosotros.

Ay coge cuadre, mami, mami, / mortifica a todo el mundo, /ay coge cuadre y que sepan, mi amor, / que para mí eso es un orgullo. / Que salga a las calles,/ se forme un tapón/ saque a los hombres/ de concentración./ Maelo miró, se dio un tropezón/ y pone a volar la imaginación./ Ay coge cuadre, mami, mami./ Me gusta salir contigo/ cuando estás en minifalda/ y una blusa con escotes,/ en el pecho y en la espalda,/ para pasarle cerquita / a unos cuantos amigos míos/ dejándolos boquiabiertos/ hasta con escalofrío.

Ay coge cuadre, mami, mami,/ que sufran los envidiosos /Ay coge cuadre, mi amor,/que se fijan de nosotros./Ay coge cuadre mami, mami,/ mortifica a todo el mundo./ Ay coge cuadre y que sepan, mi amor,/que para mí eso es un orgullo./Que salga a las calles/ se forme un tapón, / Saque a los hombres/ de concentración./ Mi primo miró/ se dio un tropezón/ y pone a volar/ la imaginación.

Ay coge cuadre, mami, mami./ Todo lo que Dios te dio / menéalo por favor / ay, para ver si gotean/ dos o tres del corazón. / Se paran los taxis, / allá en Nueva York, / se para el pollito, / también el motor. / Se para la guagua, / se para el camión, /se para Perfecto, / se para Ramón…”.

Enrique Félix es el exitoso autor de “esa perla” –como dijo el irritado puritano lamentando que esté pegada-.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas