El panorama de esta campaña política pinta rojo bermellón. Los ataques físicos y personales ya empezaron. Como cada cuatro años, se formarán comisiones para evitarlos y los insultos, amenazas, agresiones, difamaciones y calumnias serán hoy más encendidos que en aquellos históricos años contra Bosch, acusado de comunista, ateo, anticlerical; de los adversarios de Peña Gómez enrostrándole su negritud y su haitianismo, imputado como degenerado; de las ofensas a Majluta tildado de gato; de Balaguer, envenenando su boca para denostar a todos sus contrincantes.

Siempre se les pidió adecentar el tono de sus bombardeos y aunque no se detuvieron en sus bajas posturas de vulgaridades, prometían que aplacarían sus lenguas y su agresividad frente a la sociedad escandalizada por el pudor y el recato en juego de los candidatos y su familia.

Ahora empezó el debate entre los dos principales aspirantes y es seguro que nadie va a parar este “sabroshow”. Ya el Presidente Mejía declaró que el momento demanda esos ataques, así que contar con él, ir a pedirle moderación en su lenguaje, sería perder el tiempo.

Hoy la controversia está centrada en las supuestas loquera y brutalidad de uno y en la debilidad, la dudosa masculinidad y la cobardía de otro. Además de que palabras ha habido, se rumorea la publicación de un libro acabando con el candidato del PLD en el que, supuestamente, se ponen en entredicho sus inclinaciones sexuales. Todo el historial de esa bajeza lo cuentan crudamente por Internet, identificando a supuestos autores de esa obra infame.

Palabras traen respuestas, repiten algunos justificando las fuertes reacciones de Fernández frente a las acometidas fragosas de Mejía que ni siquiera lo perdonó en ocasión tan solemne como la rendición oficial de cuentas del 27 de febrero. Fernández no se quedó atrás y le contestó duro desde un escenario menos formal. Hay quienes consideran que no debió hacerle el juego al mandatario en afanes continuistas, que a palabras necias, oídos impermeables.

Por lo visto, aquí se va a jugar una pelota muy caliente. El ring ya se calentó y parece que no habrá réferi que lo enfríe, ni de la Iglesia ni de la llamada sociedad civil. Se esperan sorpresas, como aquel espeluznante video a sangre fría, o la voz y la imagen editadas del profesor diciendo que no cree en Dios, o el verbo avasallador de Peña amenazando lo que haría si lo tocaban, o Balaguer amagando con hablar si tocaban una tecla…

Las trabas quedaron vacías, se soltaron los gallos. El blanco dice que no lo aconsejen ni lo agarren, que la ocasión manda leña. Y el presunto blando dejándose provocar.

Comenzó la función. Surgirán las voces más sensatas pidiendo apelar a la cordura pero qué va, todo indica que en estas elecciones no habrá paz ni respeto, que aquí se va a dar funda.