En la columna del lunes pasado titulada El chivo loco, se filtró un grave error. Dice que el autor de La muerte del chivo fue John Bartlow Martín cuando en realidad fue Bernard Diederich, que en las ediciones siguientes a la primera llamó a su libro La muerte del dictador. Fue un terrible lapsus.
El título en inglés de la obra es Trujillo: The death of the Goat. Después de publicar el artículo reparamos en la falla, que advirtieron también varios amigos y lectores, entre ellos Mario E. Martínez, que escribió desde San Antonio, Texas.
En el ejemplar, Diederich cita varias veces al chivo refiriéndose a Trujillo. Se hizo. El maldito chivo está muerto, dice que anunció Huáscar Tejeda en estado de excitación cuando comunicó a Juan Tomás Díaz la eliminación del tirano.
Y además de reproducir como preámbulo la canción Mataron al chivo, celebrando la libertad del pueblo dominicano, cuenta que El carro en el cual Trujillo se encaminó hacia la muerte fue vendido y lo convirtieron en taxi. El propietario, antiguo sargento del Ejército, lo pintó de azul oscuro y puso en la ventana trasera un letrerito: En este carro mataron al chivo.
Otras personas han llamado y escrito para agregar más expresiones comunes a chivo que faltaron en esa sección, como chivo expiatorio, fue más la sal que el chivo y otras.
La falta en que incurrí podría calificarse también como un chivo, que se me escapó.