Angela Peña – Los santiagueros y el sexo

Angela Peña – Los santiagueros y el sexo

Después de la declaración de una psicóloga radicada en Santiago, dando cuenta de la insatisfacción sexual de algunas de sus pacientes casadas, muchos bromistas de otros puntos del país, sobre todo de Santo Domingo, la han emprendido contra los santiagueros acusándolos de flojos, indiferentes sexuales, perezosos en la cama, tímidos en la alcoba. Les hacen mofas mandándolos a chequear posibles disfunciones eréctiles, eyaculación precoz y hasta impotencia.

Hay santiagueros que siguen el juego a las chanzas pero otros han cogido la cuerda al extremo del desafío a los puños o de pedirle al que se mofa que le preste su mujer para demostrarle a ella “si él funciona”.

El hecho de que esta noticia se originara en Santiago no implica, necesariamente, que los santiagueros sean inactivos, impotentes o incapaces de satisfacer a su pareja o a cualquier amante. El problema de esas quejosas es el mismo de casi todas las mujeres del país, no se trata de deficiencias exclusivas de los varones de esa región. Ese es un proceder propio de los maeños como de los veganos, de los puertoplateños como de los higüeyanos, de mocanos, azuanos, series 23 o capitaleños.

La poca atención que sus maridos dedican al sexo es el discurso de casi todas las féminas. En las reuniones sociales, familiares, juntas de vecinos, pasadías, hacen grupos aparte para exponer sus quejas porque el hombre no las atiende ni adecuadamente ni a diario. Muchas llegan a confesar que en sus vidas han sabido lo que es un orgasmo y otras piensan que son frígidas.

Parece que al macho criollo el sexo sólo le enloquece en su juventud, cuando una cama y una mujer son los únicos motivos de sus mentes lujuriosas. Sólo quieren sexo. Pero llegan a una edad, inclusive temprana, en que se van desentendiendo del amor, huyen de las faldas y hasta se acuestan de espaldas a sus compañeras. Esta actitud está acabando con un número considerable de mujeres que han llegado hasta el adulterio para sentir complacido ese deseo, a veces necesidad perentoria.

Los santiagueros tienen fama de ser apasionados, tiernos, ardientes, vehementes, impetuosos, muy cálidos y diestros en el arte de amar, contrario a los de otras regiones de más dudoso comportamiento sexual y sospechosas inclinaciones. La psicóloga fue entrevistada en Santiago como pudo haber sido consultada en Barahona, Nagua, Cotuí o La Romana, lo que no significa que la deficiencia o desatención sexuales sean propias de los lugareños de esas zonas. Si así fuera, habría que cuestionar también a esas santiagueras quejosas y, antes que culpar a sus parejas, investigarlas y determinar si, a fin de cuentas, no fuesen ellas las que están fallando.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas