Don Luis Espinal tiene grabadas en discos compactos las canciones que han interpretado casi todos los cantantes dominicanos, desde Antonio Mesa, que grabó el primer sencillo, hasta Aventura. Pero además, es probablemente el coleccionista de este país que ha recogido más música del ayer de todas las latitudes. Comenzó con este “hobby” cuando era un niño y hoy su casa es prácticamente museo, galería donde se conjugan canto, antologías, historia, reliquias que se grabaron en tiempos remotos con los equipos más rústicos; él los limpia y moderniza copiándolos, renovándolos con programas modernos de informática.

Reside en Mao y en su vivienda se congregaba todo el que deseaba conseguir uno de esos tesoros olvidados, desaparecidos. Él se los quemaba en CD en su versión original y los obsequiaba. Desde hace aproximadamente un año, sin embargo, habilitó un área en su cafetería La Casona para venderlos a cien pesos, lo cual es igualmente un regalo. Les pone como nueva la réplica de la portada, los títulos en el estuche y en el disco, y cada tema se escucha con más nitidez que el primero. Se pasa los días frente al teclado, el monitor, las impresoras y sus conversaciones giran en torno a las biografías de los cantantes y el historial de sus vidas públicas. No es un simple compilador, es también un estudioso que tiene muy bien clasificado este patrimonio, el más rico de Mao, tal vez de la República. Vive compilando viejos álbumes de todas las revoluciones y los convierte en compactos para facilitar el depósito en su inmensidad de archivos de madera o de metal.

Los tiene ordenados por ritmos, países, idiomas. Música clásica, instrumental, americana, criolla, salsas, baladas, merengues, rock and roll, óperas, nueva ola, boleros… Algunos con profusa literatura, como los de Elvis Presley, la Sonora Matancera, Felipe Rodríguez, la discografía del milenio o la cubana grabada en vivo desde la CMQ. Conserva interpretaciones en todas las versiones, incluida la inicial.

Ricardo Rey, El gran combo, Johnny Ventura, Sara Montiel, Xiomara Alfaro, María Luisa Landín, Chelo Silva, Blanca Iris Villafañe, Leo Marini, Nicolás Casimiro, Rolando Laserie, Fernando Valadez, Virginia López, Lino Borges, Gilberto Monroig, Carmen Delia Dipiní, Paco Escribano, Macario y Felipa, Pérez Prado, Casandra Damirón, Anthony Ríos, Joseito Mateo, Napoleón Zayas, Ángel Viloria, Marcelino Plácido, Armando Cabrera, Chapuseaux y Damirón, Luis Kalaff y los alegres dominicanos, Eduardo Brito, Juan Lockward, Alberto Beltrán, Los compadres, Adamo, Pedro Vargas, Bienvenido Granda, Cuco Sánchez, Orlando Contreras, Raúl Marrero, Daniel Santos, Olimpo Cárdenas, Bobby Capó, están representados en su rico acervo.

Igualmente Ramón Gallardo, Luis Alberti, Antonio Morel, Juan Llibre, Rhina Ramírez, Camboy Estévez, Violeta Stephan, Tirso Guerrero, Guarionex Aquino, Tony Curiel, Jerónimo Pellerano, Armando Recio, Los Solmeños, Tavito Vásquez, Félix del Rosario, el Trío Reynoso, Isidoro Flores, Yoyito Cabrera, Guandulito, Los Bejaranos, Bullumba Landestoy, Compay Segundo, María de Fátima Giraldes, María Teresa Veras, Julio Alberto Hernández y otros miles se encuentran en la voluminosa colección de Luis Espinal.

En su caso son millones de canciones y un sin fin de recuerdos. “Yo vivo recogiéndolo todo”, dice él. El público que lo conoce asegura que la música que nadie tiene, o la que todos buscan, “donde Luis se encuentra”.