Angeles y demonios coinciden erradicar pobreza

Angeles y demonios coinciden erradicar pobreza

PORTO ALEGRE (Brasil) (EFE).- El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional asistieron hoy por primera vez al Foro Social de Porto Alegre, donde coincidieron en un «llamado mundial de acción contra la pobreza» lanzado esta semana en esta ciudad del sur de Brasil. Portavoces de estos organismos de desarrollo fueron invitados a la cita anual antiglobalización para participar en un debate en el que quedó claro que en el fondo estas satanizadas instituciones también «tienen corazón» y a veces abordan los mismos problemas que tanto atormentan a los activistas sociales.

La acuciante miseria, en la que según la Organización de Naciones Unidas (ONU) vive un tercio de la población mundial, es uno de los mayores problemas que se deben enfrentar con urgencia para hacer realidad la manida consigna de que «otro mundo es posible», coincidieron los presentes.

El problema es cómo lograrlo.

«El Fondo Monetario Internacional (FMI) está involucrado y está haciendo algo en esta lucha global contra la pobreza», aseguró la responsable de asuntos externos del organismo, Simonetta Nardim.

«Pero los países donantes también tienen que cumplir su parte, prometen pero no cumplen», afirmó.

Para los organizadores del Foro la presencia de al menos una responsable de relaciones públicas de FMI ya perfila un cambio de actitud y de sensibilidad en este organismo conocido por su ortodoxia económica.

Nardim pidió a la sociedad civil más presiones para que los gobiernos de países receptores digan a dónde va el dinero de las donaciones.

El llamado mundial a una acción contra la pobreza es respaldado por cientos de organizaciones no gubernamentales del mundo entero, sindicatos, gobiernos, la ONU y el propio FMI y el Banco Mundial (BM).

El subsecretario de la ONU para asuntos sociales y económicos, José Antonio Ocampo, señaló que se espera que este año los jefes de Estado renueven este compromiso, con las llamadas Metas del Milenio de erradicación de la pobreza formuladas el año 2000 en una cumbre histórica en Nueva York.

La meta de este año es convertir esto en objetivo común y en elemento unificador internacional, con acciones concretas en cuanto a los problemas de la deuda externa, del injusto comercio internacional y para darle mayor participación de los países en desarrollo en organismos internacionales.

Ocampo pidió a los países ricos cumplir su parte y aumentar la cantidad y calidad de su asistencia social al desarrollo.

El representante del Banco Mundial, John Garrison, marcó el debut del organismo con duras cifras que ilustran la gravedad de problemas que para muchos escépticos no tienen solución de la manera como están siendo abordados.

Los críticos denunciaron que la actual estrategia de los organismos mundiales sólo ataca los síntomas del problema y no sus causas.

En el mundo, 1.000 millones de personas sobreviven con menos del equivalente a un dólar por día y 2.700 millones con el equivalente a dos dólares, explicó Garrison.

Mientras son gastados anualmente 800.000 millones de dólares en armas y solamente en Irak están siendo utilizados 300.000 millones entre este año y el próximo.

«No se le da prioridad a la lucha contra la pobreza», señaló.

Los países ricos gastan 350.000 millones de dólares en subsidios agrícolas, cifra que equivalente a siete veces lo donado a países pobres en los programas de asistencia internacional.

El Banco Mundial, dijo, aboga por la condonación de la deuda, por un comercio justo y por una más eficiente cooperación. También pidió revisar el papel de organismos como el FMI y el BM que «representan las injusticias de las relaciones entre el norte y el sur».

En cuanto a la deuda, no basta acabar con ella, sino vigilar como va a ser gastado el dinero que los países beneficiados dejan de pagar por ella, advirtió.

Garrison señaló que «difícilmente el mundo va a lograr reducir la pobreza a la mitad».

En términos globales hasta es posible que se muestren algunos resultados en las Metas del Milenio porque países como China e India muestran avances individuales, pero en el resto de Asia y en América Latina el problema sigue creciendo.

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