“Angélica” relato de una mujer maltratada a un paso del suicidio

“Angélica” relato de una mujer maltratada a un paso del suicidio

“Acostada en aquella cama cubierta de sabanas blancas, que disimulaban las manchas de dolor, sufrimiento, maltrato, desesperación e impotencia, allí me encontraba con la mirada fija en el níveo techo, encerrada en la habitación matrimonial, casada con un hombre que me doblaba la edad, pero quien prometió cuidarme y respetarme en toda las facetas de mi vida”.

“Angélica”, aun con secuelas emocionales y físicas cuenta que durante dos años  de su vida vivió la peor pesadilla que puede resistir una persona, el abuso físico y verbal, así como el aislamiento tanto de sus familiares como de sus amigos.

“Mire, todo se fue dando despacio, primero comenzó con impedirme salir con mis amigas, decía que ellas podían corromperme alegando que aún era muy joven y que lo único que quería era protegerme de la gente mala. Pero así también se fueron disminuyendo las visitas a mis familiares siempre con la excusa de que debíamos darle calor a nuestro hogar. Yo me empecé a quejar de lo sola y lo aislada que me estaba sintiendo, hasta que perdió la razón y un día me dio un puñetazo en la cara”. Le grité que me iba de la casa, pero me convenció y prometió no volverlo hacer; ese fue el peor error de mi vida, desde aquel fatídico momento se apoderó hasta de mis huesos.

La joven narra que su vida se convirtió en un camino oscuro, que no le permitía ver más allá de sus narices, dice que cayó en una fuerte depresión, por los maltratos verbales y físicos que recibía de su marido, que adelgazó 40 libras quedándose en estado casi esquelético. Vivía en una jaula de oro, con de todo y sin amor, como dice la canción, tenía un inodoro de oro, pero orinaba sangre.

Con esas palabras y con un amargo sabor por lo sucedido, esta joven narra la solución que su perturbada cabeza le brindó en ese momento: el suicidio.

Esta era la única alternativa para dar fin a la prisión en la que se convirtió su matrimonio, su victimario la dejaba encerrada en la casa y se iba hacer vida social, con sus amigos y amantes que ella asegura éste tenía, puesto a que llegaba con la ropa estrujada y marcada de lápiz labial, además de los moretones que le hacían en el cuello, no conforme con eso, también la violaba, y le decía “tú crees que no sé la razón por la que te casaste conmigo, fue por mí dinero, así que eres mi esclava, tendrás que hacer lo que se me antoje.

En mayo de este año, “Angélica” no soportó más humillación, agresión y manipulación y tomó una decisión errada, mirando al techo cavilando en cómo iba a escapar de allí echó una mirada por la ventana de su habitación y sin detenerse a pensar en las consecuencias se lanzó del segundo piso del apartamento, donde residía con su ex marido, partiéndose  ambas piernas.

Ha pasado ya un tiempo de aquel trágico momento, la joven se encuentra recibiendo terapias físicas para lograr llevar más o menos una vida normal, pero dice que no sabe si alguna vez podrá reponerse de todo el vilipendio que recibió, aunque en la actualidad recibe atención psicológica.

Aunque no logró acabar con su vida, como en un principio quiso hacerlo hoy le da gracias a Dios por la bendición de tenerla a salvo y libre de las garras de su agresor.

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Cortesía de la (PGR).

“Angélica”, no logró suicidarse porque la suerte o el destino, aun no le marcaba un final tan trágico, como el suicidio.

Sin embargo, el de Angélica no ha sido el único caso registrado de mujeres maltratadas al borde del suicidio; el seis de noviembre del 2012, Daneris del Carmen Bordas, una joven oriunda de Santiago, decidió terminar con el sufrimiento de  su vida y se  ahorcó su padre el señor Juan Valerio Bordas,  narró que en seis ocasiones la fallecida había acudido a querellarse en contra del agresor para que lo apresaran, pero esto fue en vano.

Las denuncias por agresión verbal y psicológica cada vez se hacen más frecuentes debido al empoderamiento y el entendimiento de las mujeres, de que la violencia no es solo física, quien irrespeta, hiere el honor, trasgrede espacios que no les pertenecen, mansilla la dignidad, afecta las emociones, ejerce presión psicológicas, y manipula; está ejerciendo violencia sobre tu persona.

Los informes de la Procuraduría General de la República (PGR) detallan que el año pasado se registraron, en el primer período 1551 casos; mientras que para junio del año en curso se han asistido 817 casos, para un total de 2,368 equivalentes a un 80 por ciento de mujeres víctimas de violencia.

Por consiguiente, las estadísticas presentadas por la Procuraduría General de la República (PGR), no representan del todo una disminución cuantificable de la violencia, puesto a que no se tienen una constancia de la cantidad de mujeres que sufren maltratos y prefieren callar por diversas razones.

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Cortesía de la (PGR).

Durante los primeros siete meses, la Procuraduría asistió 649 casos por violencia psicológica, lo que pone de manifiesto un aumento con relación al año pasado, donde se le brindó asistencia a 1,136 mujeres por el año completo.

La terapeuta Heidy Camilo, explica las razones del suicidio y los procesos que se tejen en los pensamientos, hasta convertirse en lamentables y trágicos hechos.

Razones del suicidio. “La mujer víctima de violencia intrafamiliar vive en un estado constante de estrés, angustia y desesperación, cuando la violencia se torna crónica la víctima desarrolla trastornos emocionales como depresión de tipo mayor, síntomas de tristeza, ideación e intentos suicidas.

También tiende a desarrollar el síndrome de Indefensión aprendida, este síndrome afecta principalmente el área cognitiva, la persona tiene pensamientos tales como: «nada de lo que haga hará que salga de esta situación» entre otros cambios.

Sin embargo, en todo este proceso de violencia se va formando un ciclo, que pasa por tres facetas, donde el agresor crea la zapata y se apodera de su presa.

La primera fase se basa en la acumulación de tensión: el agresor crea, alimenta y sostiene su propio malestar psicológico acumulando rabia, ira, frustración, en esta fase la dinámica de relación el agresor se presenta molesto, enojado, las víctimas experimentan temor pues no importa la respuesta que den al agresor no le agrada nada, ésta suele durar días hasta semanas.

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Heidy Camilo.

La segunda fase es la explosión: aquí se presenta toda la rabia e ira almacenada durante la tensión el agresor la descarga de manera violenta y explosiva hacia la víctima esta descarga  puede ser física o emocional esta explosión puede durar minutos u horas.

La tercera fase es la luna de miel: en esta fase el agresor al percibir que la pareja puede o le ha dejado busca restablecer el vinculo relacional y despliega toda una gama de conductas de cortejo, es decir, pide perdón, promete cambios, regalos, se torna ese «príncipe, del cual la mujer se enamoro y se restaura la relación esta reconciliación puede durar horas, días, semana e incluso años. Este ciclo se presenta a lo largo de la relación cronificando la tensión se hace más larga, las explosiones más intensas y la luna de más corta hasta desaparecer.

Ruptura del ciclo de violencia. Para que una mujer abusada, rompa con el ciclo de violencia, primero es reconocer que está siendo maltratada, poner los límites y aprender a no engancharse en los procesos violentos del agresor. Todo esto es posible con el apoyo de familiares o personas cercanas que conozcan del suceso y consecuentemente la ayuda de un experto en la salud mental y terapeuta familiar.

Es importante que la víctima reconozca el proceso por el que está pasando, pero sin convertirse en su propia víctima, es decir que toda persona que haya sido alguna vez objeto de violencia debe recibir asistencia terapéutica, por los daños que sufrió o sufre durante el ciclo. La resiliencia la capacidad que todos tenemos de sobreponernos luego de situaciones traumáticas. Se puede retomar la salud mental, emocional y social luego de sobrevivir a la violencia”.

Muchas veces el entorno y el círculo vicioso en que se encuentran las víctimas, las hace pensar que están solas, pero esto no es cierto. Es importante que mires a tu alrededor y busques ayuda para romper toda clase de vínculo que te mantenga en el encierro mental. Aunque el sistema carga con debilidades, es peor callar ante cualquier tipo de violencia, que atente contra tu salud mental e integridad física, u otras situaciones que impidan el desarrollo normal de tu familia, y el crecimiento propio.

 

 

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