En la ciudad de San Pedro de Macorís sigo descubriendo casas construidas a principios del siglo XX cuyos detalles arquitectónicos resaltan a la vista del transeúnte con el ojo investigador.
Así, siguiendo mi trayectoria de recorrido en esta urbe, encuentro una de esas curiosas residencias en la calle Domínguez Charro esquina Ángel María Aponte.
Es de dos niveles, y en el primero se instaló el hotel Macorís, pero actualmente la residencia está ocupada por una institución educativa.
Su principal curiosidad consiste en no tener su vértice angular ochavado (poligonal), debido a que ambos niveles están ocupados por una galería con un cuerpo sobresaliente totalmente curvado.
En la parte superior de su cornisa posee una baranda con balaústres que forma un calado vertical ovalado sobre el cual hay seis astas de madera para colocar distintas banderas.
Inspiración gótica. El cuerpo del segundo nivel, de inspiración gótica, está formado por ocho pilastras dóricas de las cuales se abren también ocho ventanas rectangulares cuya rareza es que la parte superior de cada una está dividida por una pared adosada y, más arriba, como decorado, le sigue un arco con un borde curvo formado por una moldura en grueso altorrelieve, además, también separándolas, están los soportes en que descansa la cornisa.
En cambio, en el vértice angular curvo del primer nivel se aprecia un arco escarzano sostenido por dos gruesos pilares anillados, pero en sus lados no aparecen arcos, sólo un arquitrabe, que es la división inferior la cual está encima de éstos, y están formados por unas molduras que deja el abierto del calado vertical de seis óvalos, en cuyo canto hay una rejilla de metal formando rombos.
En el segundo nivel la vivienda tiene ocho pares de ventanas seguidas por el friso, y ya delante se percibe una verja formada por un cuerpo de concreto con una hilera de balaústres normales, y en el margen, seis tarros de cuenca redonda con algunas pequeñas matas.